EL AMOR Y RESPETO POR LA NIÑEZ EN LA LITERATURA DE PEPITA TURINA

Publicado por Equipo GV 10 Min de lectura

En marzo se cumplen 30 años de la muerte de la escritora y figura de la primera generación de bibliotecólogas de Chile.

Por Alejandra Aguilar
Diario UChile

Al analizar la obra de la escritora, y primera generación de bibliotecólogas de Chile, Pepita Turina, seudónimo de Josefa Alvina Turina Turina destaca un gran amor y respeto por los niños. En su bibliografía resalta la importancia que ella le dio a la niñez.

“La niñez ejercía un atractivo especial sobre ella (lo que de algún modo comparten todos los seres humanos, señaladamente las mujeres y las madres). Así queda en evidencia en el hecho de que fue cofundadora y secretaria de la Sección Chilena de IBBY (Organización Internacional para el Libro Infantil-Juvenil)”. (Hrvaska, 2003,99)

En su obra, Pepita Turina alude a no subestimar a los niños y valorar su mundo sin contaminación. En su ensayo MultiDiálogos relata interesantes reflexiones.

“El niño siente un enorme placer en expresarse gráficamente porque no tiene autocrítica y ninguna conciencia de artista mal expresado lo inhibe. No se atormenta por un mal resultado. Llega un momento en que pone nombre a sus cuadros” (Turina,1978: 178).

En los ojos del niño se refleja el asombro de “la primera vez”; el verdadero asombro, el de lo nunca antes visto, lo nunca antes sabido, la auténtica espontaneidad de lo “sin antes”. En el cerebro del niño la mirada aprisiona una realidad infantil”. (Turina, 1978: 175)

Su observación del comportamiento de los niños, la llevó a analizar profundamente su conducta y a descubrir a la niñez tanto en sus zonas claras como oscuras. El juego fue un motivo de investigación.

“El niño en sus juegos reproduce las fases por las que el hombre ha pasado. El atavismo es un recuerdo de las células, En los juegos está inculcado el atavismo. El hombre primitivo fue animista. El animismo atribuye voluntad a las cosas inanimadas. El animismo da un alma humana a las cosas”. (Turina, 1978: 135)

“El impulso destructivo y constructivo se halla igualmente en la expresión del juego. Entre las actividades “terribles” de la infancia se encuentra la de romper. Olvidando nuestra infancia creemos que siempre hemos sido “maduros”, incapaces de producir destrozos. El niño ignora lo que debe hacer, sólo sabe lo que quiere hacer. Los padres, desean que los juguetes comprados como regalo de cumpleaños, o en la Navidad, duren siquiera hasta el otro año”. (Turina, 1978: 145).

Se pregunta continuamente por la existencia de la literatura infantil y sostuvo que a los niños no hay que subestimarlos ni creer que ellos no pueden sacar conclusiones inteligentes.

“Al escritor de literatura para niños se le puede hacer esa espantosa pregunta ¿para niños de qué edad escribe usted? Y el escritor la contesta. Es el único tipo de escritor capaz de responder a una incongruencia semejante. Y por qué; porque así catalogan los libros las editoriales, los libreros, los bibliotecarios, los periodistas, y hasta importantes organismos internacionales como IBBY a quien una vez tuve que responder porque se me requirió información de literatura infantil chilena, para la sección española de la “Internationale Jugendbibliothek, de Munich”. Hay mucha literatura para niños, pero desde la perspectiva del adulto. Si hay un propósito de hacer literatura infantil ¿se hace? Solamente cuando pertenecemos al tiempo de la infancia hablamos y pensamos como niños. Después… difícilmente podemos volver a ella. Al hacerlo nos mentimos a nosotros mismos, a los demás, y sobre todo a los niños”. (Turina, 1978: 166).

Si bien escribió varios cuentos infantiles, Pepita Turina declaraba que ella no era escritora de relatos para niños.

“Ella siempre negó decididamente ser “escritora de literatura infantil”; consideraba que la mayoría de los libros para niños eran ñoñerías de adultos que ignoraban la capacidad de los pequeños y su rápida y certera percepción del mundo en que crecían. Su franqueza en este punto no era hiriente, porque siempre propició la buena literatura para niños; al aclararlo, no hacía más que afirmar su verdad: ella era una intelectual que expresaba sus ideas y opiniones en novelas y variados ensayos”. (Morel, s/f: s/p).

En sus cuentos trató de inculcar a los niños su amor por la lectura y los libros, esta inferencia es posible realizarla en “Los caballos que cambiaron de color”, un cuento navideño.

“Entre los niños había uno más soñador. Su padre tenía una biblioteca llena de libros. Y nadie le prohibía acercarse a ellos y mirar lo que allí habla. Es que no sabía leer. Todavía no había ido a la escuela y parece que en esa biblioteca no se guardaban libros con estampas prohibidas, que no pudieran ver los niños. Así es que él sacaba libros y libros para mirar los que estaban ilustrados”. (Turina, 1975: 14-15)

El afán de inculcar el ballet clásico, y todos los espectáculos de calidad, a los niños se devela en el cuento navideño: “La niña pelirroja” donde tal relación se lee en el párrafo que sigue.

“Para festejar sus nueve años, como regalo de cumpleaños, su madre le llevó al teatro, a ver el ballet “Coppelia”. Después de haber visto esa historia en que un viejo quiere transmitirle vida y alma humanas a la más linda de sus muñecas y lo consigue, él imaginó poder dar vida a sus personajes dibujados y rodearse de ellos como los mejores amigos, puesto que había salido del trabajo de su lápiz y tenían la hechura de sus preferencias. Más y más se dedicó a mirar desde entonces el álbum donde abigarrados colores de sus figuras formaban la fantasmagoría de sus anhelos”. (Turina, s/f)

“La niñez no sólo ejercía un atractivo especial sobre ella: parece haber dulcificado su mirada al mundo y haber gestado en su alma sueños ideales”. (Hrvaska, 2003: 99)

Quién mejor puede hablar sobre su cercanía con los niños es su hija, la escritora e investigadora Karen Plath Müller Turina, ella escribió a su madre.

“Desde pequeña me incentivaste para asistir a espectáculos, logrando así, por comparación, determinar la calidad lograda por actores o conjuntos a los cuales habíamos visto desarrollar sus habilidades en escena”.

Esa lección siempre finalizó con una conversación informal en casa, acerca de la labor de los artistas que se habían desempeñado en la obra a la cual habíamos asistido. Pienso que contigo -mamá- desarrollé esa especie de simbiosis llamada “comensalismo”, en la cual dos seres de la zoología, de distinta especie, comparten el alimento, obteniendo ambas ventajas, en el curso de grata y placentera vida”. (Müller, s/f: s/p).

En síntesis, Pepita Turina tenía un gran amor y respeto por los niños, con un permanente llamado a no subestimarlos, lo cual se desprende de su literatura y de los escritos de su hija, la escritora e investigadora Karen Müller Turina, prueba de su consecuencia entre lo que pensaba y su actuación en su vida privada. La importancia de la niñez para Pepita Turina, no solamente era una táctica literaria, sino una estrategia de vida, llena de amor hacia los niños y niñas.

En marzo se cumplen 30 años de su muerte. Pepita Turina nació en Punta Arenas el 1 de marzo de 1907 y murió en Santiago el 1 de marzo de 1986, se recomienda revisar el siguiente sitio web que reúne su vida y su obra http://www.pepitaturina.cl/

Bibliografía

Hrvaska, Matica. (2003). Revista Dubrovnik. Pepita Turina y sus cuentos navideños. (p.99). Dubrovnik, Croacia.

Morel, Alicia. (Sin fecha) Pepita Turina y su actividad en el IBBY. Recuperado el 6 de febrero de 2016 desde http://www.pepitaturina.cl/presentacion/pepitturinayelibbymorel.html

Müller, Karen. (Sin fecha) Pepita Mamá. Recuperado el 5 de febrero de 2016 desde http://www.pepitaturina.cl/presentacion/prologo.html

Turina, Pepita. (1998). MultiDiálogos: ¿Qué clase de pintor puede ser un niño? (p. 178). Santiago, Chile. Editorial Nascimiento.

Turina, Pepita. (1998). MultiDiálogos: En los ojos del niño (p. 175). Santiago, Chile. Editorial Nascimiento.

Turina, Pepita. (1998). MultiDiálogos: El impulso destructivo (p. 145). Santiago, Chile. Editorial Nascimiento.

Turina, Pepita. (1998). MultiDiálogos: El niño en los juegos (p. 135). Santiago, Chile. Editorial Nascimiento.

Turina, Pepita. (1998). MultiDiálogos: ¿Existe literatura infantil? (p. 166). Santiago, Chile. Editorial Nascimiento.

Turina, Pepita. (1975). Los caballos que cambiaron de color. Revista Mampato Nº 309. Santiago, Chile

Turina, Pepita. (sin fecha). La niña pelirroja. Recuperado el 6 de febrero de 2016 desde http://www.pepitaturina.cl/obras/cuentos/nina.html

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