Hace mucho rato que los pobladores afectados por el incendio más devastador en la historia de Valparaíso, dudan de todo y de todos.
Y sus razones tienen.
Fallas constantes en los compromisos, lentitud en la entrega de la ayuda, precariedad absoluta, y un horizonte muy enrarecido.
Las quejas aumentan cuando se pregunta por la labor de todas las autoridades involucradas en la reconstrucción, y la desesperanza se apodera de ellos.
Nadie puede sentirse ajeno a tamaña desgracia. Y se viene el invierno, uno de los más crudos según las autoridades, ocasión que se pondrá a prueba el temple de los porteños afectados.
GRAN VALPARAÍSO es un medio preocupado del devenir de los damnificados, y nos preocupa su futuro, habida cuenta que las reconstrucciones en nuestro país no son, precisamente, una materia aprobada por las autoridades que nos gobiernan.
Y las alarmas se volvieron a encender al conocerse el informe técnico de SERNAGEOMIN, que deja claro los errores que se siguen cometiendo en la planificación de la reconstrucción.
Sin que nadie haga un pequeño control y evaluación de la dimensión de la crisis, y las consecuencias de la misma, se conoce un informe que deja claro que NO SE PUEDE CONSTRUÍR en ciertos sectores del incendio, y que no pueden haber asentamientos humanos en zonas muy específicas, deja al descubierto la improvisación activa de las autoridades, que frente a un informe técnico, solo argumentan con la entrega de subsidios y palabras para la galería.
SERNAGEOMIN realizó un extenso trabajo técnico en la zona del incendio del mes de abril pasado, donde cabe recordar, se consumieron más de 1200 hectáreas y se destruyeron 2.500 casas.
El informe catastró más de 1.299 viviendas que se construyeron en la zona afectada, quedando al descubierto que 468 de esas viviendas de emergencia se encuentran instaladas en una “zona de riesgo”, 208 de ellas en una zona calificada de “crítica” en los cerros El Litre-Las Cañas (87), Los Chonos (42), El Vergel (1), Tiro al Blanco (78). Hay que agregar que el informe consigna, además la existencia de otras 58 viviendas construidas en zonas calificadas de “alto riesgo”.
Las conclusiones más alarmantes del mismo informe, dan cuenta de que la zona afectada por el incendio presenta ”rocas intensamente meteorizadas, y alteradas, de fácil excavación y susceptibles a la erosión y lo procesos de remoción de masas”, lo que implica que existen altas probabilidades de que existan aluviones y deslizamientos en caso de que se decida instalar ahí nuevas poblaciones.
El informe deja claro que los damnificados han utilizados materiales de segunda mano como: escombros, neumáticos y sacos de arena, lo que precariza aún más la estabilidad de las construcciones. Llama la atención, que no exista de parte de las autoridades respectivas un control sobre la forma en la cual se desarrollan los trabajos antes mencionados, tomando en cuenta que el organismo técnico ha encontrado que se han excavado nuevos taludes que están en condiciones muy inestables para la construcción de viviendas de emergencia, los cuales se han realizados en lugares con evidentes procesos de erosión y con pendientes superiores a los 40°, vulnerando la ley General de Urbanismo y Construcción.
La declaración del Director Nacional de SERNAGEOMIN, Rodrigo Alvarez Seguel, deja claro que una vez más las autoridades están advertidas de los riesgos y consecuencias que implica la construcción en los sitios claramente identificados como de alto riesgo y riesgo crítico ,”la democratización de esta información territorial y geológica es crucial para que los organismos con facultades sobre ordenamiento territorial y emergencias tomen decisiones oportunas e informadas de Valparaíso”, consigna el diario La Tercera.
La sola lectura del informe y las declaraciones finales del director nacional de SERNAGEOMIN, dejan claramente demostrado la cantidad de errores que se vienen repitiendo en las denuncias de los afectados directos por el incendio. Existen zonas de riesgo crítico que no deben ser habitadas, sin embargo, se están construyendo poblaciones en donde existe riesgo evidente de aludes y deslizamientos con la llegada de las lluvias.
Una carta para informar a los pobladores que se encuentran en las zonas de alto riesgo es lo que ofrece el Jefe de Emergencias de la M. de Valparaíso, Ricardo Valdés, agregando además que cuando se entregue una solución definitiva, ” no se volverá a construir en ese sitio”, olvidando que el promedio de una solución definitiva, según la experiencia internacional, es superior a los cuatro (4) años, lo que deja la puerta abierta a preguntar de qué manera se va a prevenir una tragedia a los pobladores en el largo plazo.
Consultadas las familias afectadas, no se mostraron sorprendidas por el informe evacuado, por los detalles del mismo y sus conclusiones. Desconfían de las autoridades y aguardan un cambio sustantivo en torno a la manera de enfrentar la tragedia, la llegada del invierno, y las consecuencias de una desorganización que tiene responsables directos, con nombres y apellidos.
No se descartan, aseguran, las movilizaciones y las presiones sociales. Algo que está siempre dando vueltas en las conversaciones y reuniones de los pobladores afectados. Porque la paciencia, las más frágil de las virtudes humanas, tiene un límite. Y una tragedia en ciernes merece un nuevo esfuerzo.
El informe de un organismo competente coloca los acentos en los lugares precisos, poniendo tareas específicas a las autoridades encargadas de la reconstrucción. Es indispensable una actuación organizada para evitar una tragedia, con acuerdos amplios, participación activa de las organizaciones que históricamente han estado trabajando en la zona, profesionalización del trabajo, elección de personal calificado, con experiencia, trato amable, tolerancia y paciencia. Las quejas son siempre las mismas, y se repiten y repiten, en una cadencia que ya es una canción conocida.
Ya están los informes. Falta la actuación en consecuencia.
EQUIPO GV