Por Hugo Pérez White
La televisión es una ventana abierta al mundo que invita a incorporarse a sus transmisiones con llamativas imágenes llenas de colorido con cuya luminosidad inundan los espacios más íntimos del ser humano, demostrando que tiene la capacidad suficiente para transformar la permeable conducta de los niños y modificar el pensamiento de los adultos, pudiendo fomentar a través de sus programas una serie de valores que en esta etapa necesitan ser reforzados y estimulados positivamente, pero, la realidad está demostrando que estos objetivos no se cumplen a cabalidad como muchos padres quisieran para sus hijos y muchos profesores también, desearían para sus alumnos.-
Diversas evaluaciones hechas por instituciones dedicadas a verificar la calidad de la educación que se imparte en los establecimientos educacionales han llegado a la conclusión que la calidad educativa viene en un claro descenso y ello se manifiesta en la pobreza de vocabulario que manifiestan muchos personajes que ocupan cargos de alta responsabilidad pública y tienen que recurrir constantemente al uso de “muletillas” para reordenar su discurso, utilizando este recurso idiomático, que hace perder credibilidad al entrevistado u orador y cansancio al espectador, debido a las repeticiones constantes y en forma innecesaria de algunas palabras o frases empobreciendo la conversación dificultando el ordenamiento del pensamiento lógico, atentando contra la verdadera capacidad cognitiva que se pudiese poseer.
Muchas palabras soeces se usan en el vocabulario diario como un insulto para degradar a una persona refiriéndose a su raza, aspecto físico, religión, orientación sexual u otros motivos.
Ha habido un levantamiento de opiniones a todo volumen, en cuanto a la necesidad de manejar en mejor forma el lenguaje por parte de los animadores de radio y televisión, pues el exceso de garabatos de que hacen gala algunos comunicadores, confunden a la audiencia que también está formada por personas que no aceptan esta forma insólita de manifestar sus conocimientos a millones de espectadores.-
Tener una tribuna tan importante en la televisión es una situación privilegiada y una oportunidad para formar opinión pública positiva para beneficio de toda una comunidad.
Por naturaleza el ser humano es un ser de relaciones y generalmente lo realiza a través del lenguaje verbal. Desde las primeras etapas de nuestro desarrollo humano entramos en interacción con los miembros de nuestra familia primero, por lloriqueos, por gestos y balbuceos y por último, aprendemos las expresiones verbales básicas que nos ayudan a manifestar sentimientos y satisfacer mediante las manifestaciones orales diferentes necesidades. En la medida que los niños conviven con los miembros de la familia, éstos escuchan conversaciones, repiten palabras, adquieren vocabulario y es así como se aprende la comunicación verbal.
Para hablar con propiedad, no basta el conocimiento adquirido en la niñez, porque las complejidades de la sociedad del siglo XXI exige una preparación permanente para hablar en diferentes situaciones, a distintos interlocutores y a un público al que se pretende informar o convencer de algo.
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