Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, Escritor e Investigador (UACh)
“Si no te gusta algo, cámbialo. Si no lo puedes cambiar, entonces… ¡cambia tu actitud!”.
“La vida no se trata de encontrarse a uno mismo, sino que de crearse a uno mismo” (George Bernard Shaw, filósofo, escritor y Premio Nobel de Literatura de origen inglés).
Una serie de especialistas y estudiosos de distintas universidades y centros de investigación, han determinado de manera muy clara y certera que con algunos simples cambios de hábito y/o de actitud, las personas pueden mejorar notablemente su salud y, de pasada, prolongar de manera significativa su vida. Entonces… ¿por qué razón no escuchamos –ni tampoco hacemos caso– a quienes tienen estos datos en las manos?
Lo cierto, es que numerosos estudios e investigaciones acerca de los procesos de envejecimiento, así como de los hábitos de conducta humanos, han logrado establecer que ciertos sencillos cambios personales pueden ser traducidos claramente a una cantidad de años ganados –o perdidos–, según el comportamiento final que tenga un determinado sujeto.
Algunos simples cambios de hábitos relativos a la alimentación de la persona, el tipo de relaciones interpersonales que mantiene el sujeto, el acto de caminar 30 minutos diarios con paso veloz y enérgico, los pasatiempos y hobbies que tiene la persona, entre otros, permiten prolongar las expectativas de vida de aquellos individuos que los ponen en práctica, además de entregarle a cada persona un estado físico saludable y pleno de vitalidad.
Una de las principales conclusiones a la que llegan todas las investigaciones realizadas hasta ahora, es que si las personas son capaces de mantener una vida activa más allá del mundo laboral, ello colabora enormemente en preservar una buena salud y en la prolongación de la vida.
Quiero compartir con el lector(a) otro tema importante que siempre les señalo a mis estudiantes, sean éstos de pregrado o postgrado, así como también a todas las personas que participan en los talleres que dicto, y que hoy ha sido demostrado de manera fehaciente: aquellas personas que mantienen su curiosidad intelectual, así como su inquietud por entender y asimilar los cambios que se producen en nuestro mundo, tienen, en promedio, la probabilidad de vivir, nada menos, que cinco años más que aquellos ancianos que se retraen interiormente y que comienzan a vivir del pasado.
Una investigación longitudinal llevada a cabo por el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos demostró, sin lugar a dudas, que aquellas personas inquietas y curiosas, son capaces de soportar de mejor manera el estrés que agobia a tanta gente, estando en condiciones de adaptarse con mayor facilidad a la incertidumbre y a los cambios que se producen en nuestro entorno. Al respecto de este punto, hay que destacar que, en realidad, no hay secreto alguno, ya que lo que se ha consignado más arriba, tiene que ver con la actitud que adoptan algunas personas ante la vida, así como con el hecho de comprender que el acto de envejecer no significa anquilosarse, sino que todo lo contrario: abrirse al mundo y mantener viva la curiosidad, mantiene, a su vez, vivo y activo el sistema nervioso de los individuos. Es más: existe la hipótesis de que aquellas personas activas liberan ciertas sustancias similares a las endorfinas –hormonas asociadas a estados de ánimo positivos–, que actúan a nivel cerebral, atenuando la angustia y la ansiedad.
ALGUNOS DE LOS “SECRETOS MEJOR GUARDADOS”, PERO DISPONIBLES PARA TODOS:
- Consuma vitamina C: científicos de la Escuela Pública de Medicina de Estados Unidos investigaron la vida de cientos de personas de edad mediana, llegando a la conclusión que consumir 300 milígramos de vitamina C aumentaba, en promedio, la esperanza de vida en cinco años y seis meses.
- Sea curioso y preguntón: las personas que mantienen viva su curiosidad y se informan de lo que ocurre en el mundo se adaptan de mejor manera a los cambios y ganan, en promedio, cinco años más de vida que quienes se retiran a su mundo interior. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, las personas de ambos sexos que tienen altos niveles de educación, elevan sus esperanzas de vida, en relación con el grupo de personas con menores niveles de educación. Los investigadores señalaron, que la correlación establecida entre el alto nivel de estudios y las mayores expectativas de vida era “asombrosa”.
- Sea sociable y amigable: las últimas investigaciones en Europa y Estados Unidos, dan como resultado, que aquellas personas que pasan mucho tiempo solas viven cuatro años menos que aquellas que mantienen vigentes sus contactos y sus amistades.
- Queme calorías: de acuerdo con un estudio con más de 18 mil varones, se determinó que las personas que trotan y hacen ejercicios físicos regularmente, tienden a vivir un promedio de ocho años más que aquellas personas que mantienen una vida sedentaria. Realizar, incluso, una caminata de 30 minutos diarios, puede incrementar la esperanza de vida de una persona en cinco años.
- Dé preferencia al consumo de legumbres: el exceso de grasa de la carne facilita la aparición de enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte en el mundo entero. Esto no sucede con las legumbres, las que suministran proteínas de excelente calidad. Consumidas tres veces en la semana, aumentan las expectativas de vida hasta en un 13%, es decir, alrededor de nueve años.
- Disfrute del sexo: cada vez aparecen más evidencias de que la actividad sexual colabora en la prevención de problemas cardiovasculares. Un estudio realizado con una muestra de 918 hombres demostró que aquellos hombres que tenían una vida sexual activa presentaban la mitad de probabilidades de morir de un infarto al corazón.
- Intente algunos escapes fuera de la ciudad: investigadores de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, establecieron que las personas que salen con cierta frecuencia al campo o a las montañas incrementan sus esperanzas de vida entre ocho meses y un año, comparados con quienes pasan todo el tiempo en un ambiente urbano y, a menudo, lleno de smog y contaminación de todo tipo: acústica, visual, etc.
Finalmente, hay dos datos importantes –aún cuando no puedan considerarse “secretos”– a los cuales prestar atención:
- Prefiera, en la medida de lo posible, autos grandes: según datos suministrados por la universidad de Pittsburgh, los accidentes automovilísticos acortan la vida en siete meses. Ahora bien, este promedio puede aumentar o disminuir, dependiendo del auto que uno disponga, ya que un vehículo pequeño puede acortar la vida en 10 meses, en tanto que uno grande sólo lo hace en cinco meses.
- Mantenga su celular apagado mientras usted conduzca: hablar por celular mientras usted maneja, lo expone a sufrir serios accidentes automovilísticos con la posibilidad de perder la vida en dichos accidentes, lo cual, de alguna forma, termina por disminuir el promedio de vida de las personas. Además de lo anterior, se ha sugerido que el uso excesivo del celular asociado a la energía de radiofrecuencia que emiten estos aparatos, podrían ser los causantes de tumores cerebrales, en función de lo cual, lo mejor es que prevalezca la prudencia, la prevención y el auto cuidado.
Ahora bien: ante tanta evidencia que existe al respecto del tema en comento… ¿no será mejor que prestemos algo de atención a los expertos y estudiosos de esta materia?