ARCHIVO DEL GV: “TOMPKINS NO TIENE DERECHO”

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Es ilegítimo que una vez más un ciudadano de EEUU pretenda imponer su visión de desarrollo a los habitantes de casi un tercio del territorio nacional de un país soberano.

Por Sergio Wolnitzky
Columna Publicada el 20 de Noviembre de 2006

Douglas_TompkinsA PARTIR DE la colonización española, el devenir de lo que sería Chile ha sido pensado desde el Norte. Desde los albores de la República hasta nuestros días, el modelo de desarrollo de la nación ha sido diseñado y dirigido desde los diferentes imperios del hemisferio norte, salvo la honrosa excepción del gobierno de la Unidad Popular, que trató de mirar el país desde el sur y desde los oprimidos, los casi 200 años de vida “independiente” de nuestra nación han visto cómo se ha avanzado en la historia desde la óptica y los intereses del norte y de sus acólitos criollos, pero en la zona sur austral de nuestro país la situación de dependencia es aún más flagrante.

El histórico abandono, por parte del Estado chileno, del 30% del territorio nacional, ha permitido que extranjeros con diferentes intereses y por diferentes vías hayan adquirido -y sigan adquiriendo– grandes extensiones de terreno, “pacificando” e incentivando el despoblamiento de esta estratégica región; incluso algunos llegaron a autoproclamarse “reyes de la Patagonia”, ante la indiferencia del poder central. Y la historia vuelve a repetirse.

A principio de los 90 el magnate norteamericano –qué duda cabe que lo es- Douglas Tompkins empezó a comprar una gran parte de la superficie de la provincia de Palena, amparado en los vacíos de nuestra legislación (que permite a un extranjero comprar terrenos en zonas fronterizas y cortar el país en dos) y aprovechándose del abandono en que estaban sumidos los pobladores de la zona.

No cuestiono –todavía– los intereses ecologistas del señor Tompkins, ¿pero es legítimo que una vez más un ciudadano extranjero del norte pretenda imponer su visión de desarrollo a los habitantes de casi un tercio del territorio nacional de un país soberano? ¿Debemos, los 120.000 pobladores de las provincias de Palena y Aysén, seguir aislados porque este nuevo rey “ecológico” decidió mantener parte de esta zona inexplorada, despoblada y como un paraíso para la contemplación de los turistas del hemisferio norte y criollos que dispongan de recursos?

Lo paradójico es que, por obra y gracia del neoliberalismo y la globalización, no son los tradicionales aliados nacionales del Norte los que salieron raudos a apoyar al magnate agraviado por la decisión gubernamental de construir el camino por tierras del Parque Pumalín, sino que senadores herederos de los otrora enemigos del imperio.

Los ciudadanos de este sur austral pretendemos cambiar la historia y por ello apostamos fuerte a que sólo de nosotros mismos y con apoyo de legisladores y profesionales con visión estratégica podremos diseñar y construir nuestro futuro al alero de este camino que nos conectará definitivamente con nuestro país. Los habitantes de esta región sabemos el valor que tiene esta estratégica zona; por ello propiciamos un desarrollo sustentable, con participación ciudadana y enfocado principalmente a la actividad turística en armonía con el medio ambiente, y una vez logrado cumplir el desafío poder decir “el sur también existe”.

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