Por Scarlette Lepe Torres
Directora Carrera Pedagogía en Inglés
Universidad Andrés Bello – Concepción
¿Me siento capaz, como docente o estudiante, de enfrentar este segundo semestre? ¿Me siento estable emocionalmente? ¿Podré dar mi 100% sabiendo que mi familia y hogar están dañados? Estas son algunas de las interrogantes que tanto estudiantes como personal de los colegios se plantean al inicio de este segundo semestre, tras los desastres naturales que afectaron gran parte de la zona centro-sur del país. Las consecuencias, aunque han desaparecido de los medios de comunicación, todavía persisten en muchos hogares.
Como docentes, debemos estar emocionalmente estables para enfrentar este segundo semestre, que presenta un desgaste emocional y social significativo y que no solo se debe a los desastres mencionados, sino también a los altos niveles de cesantía en nuestro país, el aumento en los costos de servicios básicos y la mala salud mental general.
La pregunta principal es: ¿Cómo me preparo para enfrentar y sobrellevar la carga mental de ayudar a otros sin salir dañado? La respuesta está en contar con un “Botiquín Emocional”, una herramienta utilizada en muchos ámbitos, incluido el contexto educativo, que contiene recursos y estrategias diseñadas para apoyar el bienestar emocional de los estudiantes.
Su propósito principal es proporcionar herramientas prácticas y recursos que ayuden a los estudiantes a manejar y gestionar sus emociones de manera saludable y constructiva. Puede incluir técnicas de respiración y relajación, listas de apoyo con nombres de personas cercanas, actividades artísticas o creativas para expresar emociones de manera no verbal, educación sobre emociones, listas de reproducción de canciones favoritas, objetos o juguetes favoritos, o contacto con animales. Se trata de empoderarlos para que desarrollen habilidades de autocontrol emocional, resiliencia y bienestar general.
Capacitar al personal de un centro educativo para utilizar y enseñar el uso de esta herramienta es fundamental para asegurar que los recursos y estrategias destinadas a apoyar el bienestar emocional de los estudiantes se implementen de manera efectiva. Su utilización fortalece la capacidad para manejar y apoyar las emociones de los estudiantes y contribuye a la creación de un entorno escolar más saludable y propicio para el aprendizaje integral. Una vez implementada una estrategia, se debe dar seguimiento y evaluar su efectividad para ir mejorando continuamente. No se trata de una práctica aislada, sino de algo que debe mantenerse en el tiempo.
El botiquín emocional es altamente relevante en el contexto actual de salud mental en los estudiantes. Sabemos del aumento de problemas como ansiedad, depresión y estrés. La salud emocional es crucial para el bienestar general de los estudiantes y su capacidad para aprender y desarrollarse de manera óptima. Implementar el botiquín emocional no solo trata las emociones una vez que surgen problemas, sino que también tiene un componente preventivo importante. Al enseñar estrategias de autocuidado y manejo emocional desde una edad temprana, se empodera a los estudiantes para enfrentar desafíos emocionales antes de que se conviertan en problemas más graves.
En relación a este tema, como carrera con nuestros estudiantes de prácticas intermedias y finales trabajamos estrechamente con la comuna de Alto Bío Bío, proporcionando herramientas para abordar los Primeros Auxilios Psicológicos de la mano de la Fundación Tierra de Esperanza.
En esta línea, queremos seguir contribuyendo y, a futuro, llegar a más escuelas, colegios y liceos de la región. Estamos convencidos de que reconocer nuestro botiquín emocional es relevante en el contexto actual de salud mental en los estudiantes. Un buen estado emocional está asociado a un mejor rendimiento académico, ya que los estudiantes se concentran mejor y enfrentan desafíos de manera más resiliente.