- El envenenamiento con el llamado “enemigo silencioso”, afecta la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno, por lo que las terapias convencionales para detener su avance no sirven. Por el contrario, la medicina hiperbárica surge como la posibilidad para oxigenar el organismo y evitar el fallecimiento de los afectados.
Luego que se registrara la muerte de seis turistas brasileños por inhalación de monóxido de carbono, un gas sin olor ni color pero muy peligroso, en Santiago Centro, surgen dudas respecto a síntomas, tratamiento y prevención.
El monóxido de carbono (CO) puede encontrase en el humo de la combustión, como es el expulsado por automóviles y camiones, estufas y sistemas de calefacción, entre otros artefactos, y su riesgo es cuando se acumula en lugares que no tienen una buena circulación de aire.
Éste actúa en dos puntos cruciales produciendo su efecto de intoxicación. “Uno es desplazando el oxígeno para poder acoplarse a la hemoglobina de los glóbulos rojos, haciendo que éstos se vuelvan inútiles para el transporte de oxígeno y el otro a nivel intracelular, interfiriendo con el metabolismo base de la oxigenación biológica”, explica Andrés LLarena, director del diplomado de Medicina Hiperbárica de la U. San Sebastián.
¿Cómo detectar la intoxicación por monóxido de carbono?
Los síntomas más comunes de envenenamiento por CO son: dolor de cabeza, mareo y confusión, náuseas, vómitos y dolor en el pecho.
Dado el tipo de síntomas -que se asemeja a otras enfermedades- a veces es difícil identificarlo, “por eso es clave conocer el antecedente de a qué tipo de gas o combustión lenta se estuvo expuesto”, dice Llarena.
Frente a un cuadro de esta naturaleza, lo primero es que la persona pueda respirar aire fresco y acudir inmediatamente a un servicio de urgencia. “Aquí el tratamiento no puede ser el convencional, porque estos utilizan al glóbulo rojo para transportar el oxígeno y éste está desactivado por las moléculas de dióxido”, señala el especialista en medicina hiperbárica de la USS.
“Lo que se necesita es mucho oxigeno bajo presión y se logra en una cámara hiperbárica que aumenta la presión ambiental y produce una enorme cantidad de oxígeno que ya no se traslada a través de glóbulos rojos (están dañados), sino que diluida en el plasma (componente líquido de la sangre). De esa manera se asegura que el oxígeno llegue a todos lados, especialmente a los órganos nobles, como el cerebro”, detalla Llarena.
De manera preventiva, se aconseja, revisar los calentadores, estufas u otros artefactos de uso doméstico que utilicen gas natural u otro tipo de combustible, para garantizar su seguridad.