CAMBIOS EN LA EDUCACIÓN, ACTUAR CON PREMURA Y EXCLUSIVIDAD

Por Hugo Pérez White

Si realmente los estudiantes están molestos, desconfiados y malhumorados por la mala educación que se les imparte en los colegios municipalizados y los padres y apoderados también están convencidos que la educación que han recibido sus hijos es de mala calidad y si los políticos en general y especialmente los diputados y senadores empatizan con estos argumentos y enarbolan cambios profundos al sistema educacional chileno, sería muy conveniente que tanta animadversión se pudiese concretar en acciones valederas y tangibles tanto en el contenido como en la forma.

Los municipios que administran la enseñanza pre básica, básica y media en todos los niveles, gran parte de los niños y jóvenes del país debieran ser también consecuentes con sus propias realidades económicas que le dificultan la solución de los problemas educativos que la administración les exige y le pongan de una vez por todas el cascabel al gato –(aludiendo a un dicho popular) y hagan los cambios que deben efectuarse para que el sistema empiece a funcionar.

Para que estas reformas sucedan hay que empezar a desmenuzar este tema desde el aula escolar, hacer los cambios curriculares por cada curso, revisar los contenidos uno por uno, establecer metodologías acordes con los cambios que se quieren hacer, examinar las evaluaciones que se elaboran en base a las materias pasadas para ver objetivamente los niveles alcanzados por cada alumno, adecuar la orientación formativa de la personalidad de los niños y que son moldeables dependiendo de la edad en que se trabaje tanto a nivel de escuela como en el hogar, en base a formar conductas, destrezas y habilidades que se quieren desarrollar en los educandos, formación inmediata a los profesores existentes y nuevas modalidades de trabajo y a los que vayan egresando de las universidades formadoras de maestros preocuparse que salgan con una alta capacidad innovadora y realista a la que se van a ver enfrentados y que sean capaces de incentivar a una inquieta juventud que sólo desea estudiar, capacitarse y sentirse realizada con la formación obtenida a través de un largo proceso en que están involucrados todos los estamentos sociales y culturales que forman la sociedad, en alguna medida en forma directa los más e indirecta los menos.

No vamos a obtener ningún cambio sustancial, si no se actúa de inmediato porque los niños crecen a cada instante y están buscando sus propios caminos de acuerdo a las alternativas que la sociedad les ofrece.

No debemos hacer de este supuesto fracaso o problema una plataforma para conseguir popularidad u obtener otros fines que no sean una real solución al problema existente que es mejorar la calidad de la educación que hoy día se está entregando y de la cual sus usuarios están totalmente insatisfechos.

Actualmente existe una retórica en un tema altamente sensible en el cual todos sacan a relucir una serie de argumentos que no tienen validez científica y las acciones o realizaciones o la aprobación de proyectos que modifiquen las estructuras cuestionadas están paralizadas y entonces hay que preguntarse ¿a quién o a quiénes les corresponde tomar las riendas del problema?
Es motivo de un debate nacional el buscar algunos consensos que nos permitan ver alguna luz verde en el horizonte y no dar la sensación que estamos parchando las heridas que van apareciendo en este maltratado cuerpo que aún vive y necesita más oxigenación para respirar con tranquilidad por muchos años.

La educación es tan etérea por lo que la tangibilidad se diluye fácilmente si es que estas ideas no se atrapan al instante y si no se buscan rápidas soluciones, vamos a tener a muchas generaciones insatisfechas y las frustraciones seguirán llenando los cenáculos donde todos hablan, discuten, analizan critican y no dan soluciones inmediatas a los problemas planteados en demasía.