Por Guillermo Cortés
Carrera Pedagogía en Educación Física, U. Central
El reciente informe entregado por la FAO y la OPS, sitúan a Chile como el país con la más alta prevalencia de Sudamérica en obesidad en mujeres. Según el estudio “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina 2017”, un 32,8% de las mujeres mayores de 18 años presenta esa condición, sumado a los altos porcentajes de obesidad infantil que nos hace estar entre los países con mayor tasas de sobrepeso de América Latina y el Caribe.
Es preocupante ver que del 80.2 % de la población sedentaria (2015), un 26.05% nunca ha practicado actividad física. Es entonces evidente que en Chile existe un bajo nivel educativo respecto a conductas relacionadas con hábitos saludables, alimentarios y de actividad física, el desconocimiento y escasa valoración de la importancia de la actividad física, no solo como una actividad recreativa, sino más bien como una actividad programada, sistematizada y con objetivos claros, de acuerdo a los requerimientos propios de cada grupo humano.
El foco de intervención para generar una mayor adherencia a la actividad física y hábitos saludables en la adultez, debiese ser la educación en las etapas pre escolar y escolar, incluyendo la participación de niños, familias, educadores, integrado a la intervención educativa de hábitos nutricionales, lo cual requiere de equipos multidisciplinarios de nutricionistas y sicólogos que permitan tratar las conductas frente a la comida y consumo en los establecimientos educacionales, sumado al control de la publicidad de los alimentos, el marketing relacionado a la alimentación y el cumplimiento de la Ley de etiquetado 20.606 que tiene como principal objetivo proteger a la población infantil en relación a la información y acceso a los alimentos.
Lamentablemente, aún existen locales de expendio de alimentos en los colegios que no cumplen dicha ley, y lo que es peor aún, cerca del 74% de los encuestados, reconoce que no ha dejado de consumir ciertos alimentos porque tienen sello.
El escenario es crítico, se requiere de un mayor compromiso y esfuerzo de los establecimientos educacionales para abordar la problemática, por otra parte, las cifras nos alertan frente al abismante aumento de enfermedades no transmisibles, las que a largo plazo, serán factores externos como la vejez y los hábitos de vida asociados al sedentarismo, la obesidad, el consumo de alcohol y tabaquismo, las principales causas de muerte.