Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
“La adulación, la alabanza y la lisonja se convierten en los sonidos más dulces e irresistibles en los oídos de las personas” (F.L.C.)
Cuando se intenta definir el concepto coloquial de “chupamedias”, o el más elaborado concepto de “espinita”, surgido del programa de humor “Jappening con Ja” –en honor a Evaristo Espina, el empleado más chupamedias de “Mandiola y Compañía”, quién se desvivía, día a día, por atender, servir y complacer a su “jefecito, ito, ito”–, nos encontramos con las siguientes definiciones: 1. “Persona que intenta ganar el favor de otra, comportándose de manera zalamera y servil”. 2. “Sujeto interesado que hace cosas para ganar la confianza de otro individuo, para obtener a cambio cosas materiales o para beneficio de sí mismo, sea para tener un sueldo más alto en un trabajo o para obtener buenas notas en el colegio o en la universidad”.
Pues bien, no hay muchas dudas de que en todas las oficinas existe siempre el clásico personaje “estilo espinita”, es decir, aquel individuo –en sus diversos tipos, variedades y manifestaciones– que quiere ganar protagonismo, haciéndole la pata al “jefecito(a)”.
El “chupamedias” es aquél sujeto al que le da lo mismo arrodillarse ante su jefe, acusar a sus compañeros de trabajo, controlar –sin que se lo pidan– cada uno de los pasos que dan sus colegas en la oficina, siendo capaz de hacer lo posible y lo imposible por ganarse el amor, el aprecio y la aprobación de su Jefe, así como también de empleadores y personas que –ellos y ellas– consideren de “autoridad” o “pudientes en lo económico”, sin que importe mucho quién sea esta persona. Lo que sí importa, es quedar bien ante esa autoridad. Su “espíritu de servicio” resulta impresionante y los sujetos chupamedias pueden caer hasta el servilismo con tal de pertenecer e integrar el exclusivo grupo de confianza que rodea al “big boss”.
En todo caso, tanto el profesor Michael Roberto, de la Universidad de Bryant, Estados Unidos, como así también el ex Director Ejecutivo de la empresa IBM, Lou Gerstner Jr., destacan lo peligroso y nefasto que puede resultar en una empresa encontrarse con aquellos sujetos que ellos llaman los “¡Yes men!” (equivalentes a los “chupamedias aduladores”), es decir, aquellas personas que no obstante las tonterías o estupideces que haya hecho o dicho su “jefecito”, le llevan el amén, lo celebran y la respuesta invariable que reciben estos Jefes por parte de sus respectivos chupamedias es: “¡Excelente idea jefe!”, “¡Insuperable jefe!”, “¡Usted es un genio jefe!”, y así sucesivamente. De ahí que resulta importante recordar la frase del historiador y filósofo griego Plutarco, quien decía que “algunas personas atrapan a los ignorantes con la adulación”.
Por su parte, Francisca Munita, una periodista especializada en hacer rankings –desde las ciudades más peligrosas del mundo, las más caras, hasta los lugares más hermosos del planeta–, también estableció una suerte de ranking de los tipos de chupamedias más “abundantes” que existen en las oficinas.
Analicemos algunos de ellos, a ver si usted reconoce a alguno:
- El “chupamedia coimero”: se gana el amor y cariño del jefe(a) con regalos, con un chocolatito o un alfajor de sorpresa (para que sirva de entremés y no tenga tanta hambre a la hora de almuerzo), flores (si es mujer) y hasta se ofrece a pagar la cena si están en un restorán. Si el chupamedia sale de viaje, es fijo que le trae un “engañito” al jefe como recuerdo.
- El “chupamedia escudero”: es muy similar al “espinita” de Jappening con Ja, y se preocupa de la integridad física y psicológica de su jefe. Es el que anuncia a viva voz que el jefe está llegando y se apresura a encender el computador o el aire acondicionado de la oficina, le lleva un café a su gusto para lograr que éste se sienta confortable a su llegada. Impide, además, que sus compañeros entren a la oficina del jefe para que no lo molesten y éste pueda concentrarse.
- El “chupamedia adulador”: es el típico sujeto que está siempre atento a todo aquello que hace o dice el jefe, con un solo propósito in mente, a saber, adularlo y felicitarlo. Con cada talla o chiste que cuenta el jefe, se ríe como condenado y hasta le aplaude sus “salidas” de libreto. O bien, es el que se dedica a hacer comentarios alabando sus ideas con frases como “¡qué idea más genial jefe!”, “¡una gran propuesta jefe!”, aún cuando la propuesta del jefe pueda traer un descalabro económico y pérdidas cuantiosas para la empresa. Incluso va más allá y le alaba la vestimenta que lleva, el corte de pelo y hasta la presentación (mediocre) que haya hecho.
- El “chupamedia acusete”: representa al sujeto más peligroso para sus compañeros, ya que busca ganarse el favor y aprecio de su Jefe a costa de sus colegas. Es, por así decirlo, el “sapo” de la oficina: cuando no está el jefe, tiene ojos y oídos en todas partes, de modo tal, de posteriormente, entregarle un informe completo acerca: del compañero que llegó tarde a la oficina, quién estuvo navegando por internet o intercambiando WhatsApp con su grupo de amigos, quién se fue más temprano a su casa, o quién en la colación se tomó más tiempo de lo permitido, etc.
- El “chupamedia winner”: es aquél sujeto que quiere ser un ganador en todo, demostrando ante su jefe que es el más rápido, el más capaz, el más inteligente, el más eficiente. Si para eso tiene que apropiarse de una buena idea de uno de sus compañeros, no muestra ningún reparo ni vergüenza en hacerlo, y presenta la idea como propia. Siempre busca ser el primero en hacer las presentaciones, y si hay un compañero antes que él, lo interrumpe y trata de boicotear la presentación, o bien, desacredita y se burla de las propuestas de los demás, buscando ser el protagonista y la “estrella en el firmamento”.
- El “chupamedia coqueto(a)”: quieren ganarse el cariño y la atención del (o la) Jefe(a) por intermedio de un descarado coqueteo, incluyendo insinuaciones fuera de lugar. Cuando habla con el jefe, es de las personas que se ríe de todo, adopta poses, y se toca y retoca el pelo. Y si es mujer, puede venir vestida con ropa insinuante, lanzar tallas de doble sentido, invitarlo a almorzar, arreglarle la corbata o el pelo al jefe, buscando un acercamiento y contacto físico.
- El “chupamedia de los mandados”: con la finalidad de ganarse el favor de su jefe, este sujeto le hace todo tipo de mandados y favores (que nada tienen que ver con sus funciones laborales): le prepara café, le lava las tazas, le sirve de chofer, se ofrece de junior y recadero, le ayuda a llevar bolsos y maletín, le hace los trámites bancarios, le paga las cuentas de la casa, le renueva el permiso de circulación y está dispuesto a hacer colas durante horas para comprarle a su “jefecito” entradas para un partido de fútbol o para un concierto, sin que importe si llueve, truena o haga un calor infernal.
Finalmente, habría que recordar la frase que solía repetir un conocido chupamedias, quien decía que él “no era un sujeto antipático, sino que tenía una amabilidad selectiva”.