Descentralización, medioambiente y educación: tres inquietudes plasmadas en las conversaciones de Tenemos que Hablar de Valparaíso

Publicado por Equipo GV 8 Min de lectura

Una serie de conversaciones digitales fueron llevadas a cabo en la versión regional de  la plataforma de conversación y participación ciudadana Tenemos que Hablar de Chile,  impulsada por la U. Católica y la U. de Chile. En total, 109 personas provenientes de 25 comunas de la zona compartieron sus anhelos e inquietudes acerca de la región.

Captura de Pantalla 2021-05-05 a la(s) 12.09.19Difícil, sorpresivo y distinto. Con esas palabras se refirieron algunos de los y las habitantes de la Región de Valparaíso al ser consultados sobre cómo fueron sus vidas en 2020, año marcado por la crisis sanitaria y el proceso constituyente. Sin embargo, pese a la angustia e incertidumbre, se nombró de manera constante que hay esperanza por los acontecimientos a nivel social y político. “Diría que es una mezcla entre incertidumbre y esperanza de que todo estará mejor. Siento también optimismo, es importante mantener el ánimo en alto”, manifestó una participante del encuentro.

Ese es uno de los hallazgos que surgieron en los diálogos de Tenemos que Hablar de Valparaíso, instancia de conversación y participación ciudadana que se realizó en diciembre pasado y que convocó a personas desconocidas entre sí, y con realidades muy diversas, a conversar por videollamada acerca de qué cambiar, mejorar y mantener de la región. Dichos hallazgos están cruzados por el rol que cumplen las comunidades en sus territorios, se hace el llamado a mantener y fortalecer la articulación social. En total participaron 109 personas, provenientes de 25 comunas, tales como Viña del Mar, Quilpué, Limache, La Ligua, Concón, entre otras.

El segundo tema que surge de manera recurrente es la anhelada descentralización. En esa línea, se cuestiona el nivel de autonomía que tiene la región para dar respuesta a  las necesidades del territorio. Conocida por ser una zona de producción portuaria de gran importancia para la economía, existe un especial cuestionamiento sobre la distribución de los recursos ya que advierten que las riquezas que se generan en el puerto no se ven plasmadas en un mayor desarrollo local. Ante ese escenario, se anhela un Estado que esté al servicio de la región y sus problemáticas, y no al revés.

Sin embargo, el anhelo de descentralización también tienen que ver con una forma de relacionarse a nivel local. Para los y las participantes, la gestión regional  replica  ciertas prácticas centralistas en donde se prevalece algunas comunas sobre otras y donde no hay una preocupación equitativa en torno a la distribución de recursos y al acceso de necesidades básicas: salud, educación y conectividad. Para subsanar esto, surgen ideas interesantes: una visión regional integrada y de largo plazo puede ser posible mediante una mejor planificación urbana y mejores planes reguladores comunales, también se plantea que el municipio sea un ente estratégico para el desarrollo local y regional. Paralelo a ello, aparece la necesidad de que  la ciudadanía tenga espacios efectivos de participación en los que puedan reflexionar, manifestar e incidir políticamente en su territorio.

Una educación que refleje un proyecto de sociedad aparece como tercer resultado. En esta materia, los y las participantes apuntan a que la base es la formación integral del ser humano, que tiene relación con una educación para la vida en donde las emociones, los valores, el desarrollo de habilidades, el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración, tengan un lugar central y no uno accesorio. Hay una idea de comunidad que se repite en las conversaciones. Desde la importancia de la educación cívica, la educación ambiental y/o la formación ciudadana en donde niños, niñas y adolescentes tengan espacios de participación efectivo para reflexionar sobre la escuela y la sociedad.

Por último, el medioambiente emerge en las conversaciones como un tema basado en la preocupación del territorio y las personas. Se constata que existe una desprotección del entorno natural de Valparaíso, lo cual se manifiesta en las sequías, incendios forestales, desabastecimiento de agua, gestión de los residuos y en las zonas de sacrificio. Entre los factores que se repiten en la conversación está la necesidad de crear un sistema de protección ambiental, que debe ir acompañado de una legislación que contemple sanciones más fuertes. “Hay una débil institucionalidad medioambiental, esa es una temática que hay que abordar de manera urgente, hay que proteger al medio ambiente, con legislaciones acordes a ese propósito”, indica una participante. La educación medioambiental surge como una forma de aprender a convivir con el territorio y abarcar el cuidado, la valoración y la conservación del medio ambiente.

Tenemos que Hablar de Valparaíso es la versión regional de Tenemos que Hablar de Chile, plataforma digital impulsada por la U. Católica y la U. de Chile, y que durante 2020 invitó a miles de habitantes a reflexionar sobre los temas país. En total, más de 100 mil personas, provenientes de las 346 comunas de Chile, fueron parte de este proceso. De las conversaciones digitales surgieron 10 hallazgos que hablan sobre los anhelos e inquietudes de la ciudadanía respecto al presente y futuro del país: un Estado percibido como indiferente, un llamado a construir un sistema político que se relacione de manera distintas con las personas, una mirada transversal sobre la educación como derecho fundamental y como rol cívico, una ética pública que se exprese en la convivencia en sociedad y en el comportamiento de las autoridades, y por último, un fuerte deseo por tener más instancias de participación ciudadana. Los resultados de dichas conversaciones están siendo compartidas con la sociedad civil y autoridades, con el objetivo de entregarles insumos para construir mejores políticas públicas, tomando como base lo que dijeron las personas.

Valentina Rosas, subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile, señala que “si bien vemos que aparecen temas especialmente locales, también vemos una sintonía con las narrativas que escuchamos a nivel nacional. Destaca sin embargo, que tanto las opiniones sobre los temas locales, como la perspectiva que tenemos de los grandes temas país, se articulan por la experiencia en el territorio que habitamos. La realidad local, que no es homogénea, marca la conversación y los sueños y anhelos que en ella se comparten”.

 

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