Por Katherine Vásquez,
Directora de Terapia Ocupacional, Universidad San Sebastián
Hace más de 30 años, que gracias al evento Teletón, se nos recuerda una vez al año que existe un grupo de niños y jóvenes que requieren apoyo para acceder a una rehabilitación de calidad. No obstante, es bueno recordar cómo hemos evolucionado como país ante el tema de la situación de discapacidad.
Hace más de 70 años que en nuestro país se realizan importantes esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los niños con alguna disfunción que altera su diario vivir, y también de los adultos con déficit funcionales. Por esos años se crearon instituciones educacionales que abrazaban la idea de la normalización, de alguna manera entendida cómo acercar a los chicos con déficit a los valores y pilares sociales. Por supuesto, el énfasis estaba dado por el problema de la persona y no de la sociedad para aceptarles e incluirles, para qué decir, si tenía importancia su opinión respecto de su proceso.
Por suerte la evolución de la técnica y medicina permitió mejorar la calidad y esperanza de vida de las personas en situación de discapacidad, pero ello trajo un nuevo desafío para nuestra sociedad, los chicos crecieron y necesitaron participar de más y mejores espacios sociales, primero las escuelas, liceos y luego el trabajo y la asociatividad… y pasamos de la normalización a la integración, es decir, el derecho propio a formar parte de un grupo.
De esa manera, en los 90 en Chile se promulga la Ley 19.284 que hace eco respecto de la igualdad de oportunidades, aparecen múltiples instancias de integración escolar, se exige apoyar el ingreso al trabajo, crear fondos concursables y crear un fondo administrador, entre otras acciones.
Sin embargo, no todos los niños llegaban aún a acceder a la educación formal, la educación superior, el empleo de calidad y qué decir de rehabilitación de calidad entendida como el acceso al servicio (que en nuestro país es mayoritariamente público), acceso a los profesionales y técnicas idóneas a las necesidades de re/habilitación.
Hoy nos encontramos en la transición hacia la inclusión social, desde una perspectiva de derecho, no importa si tienes o no un déficit (a la larga quién no lo tiene) los servicios deben ser entregados para todas las personas sin importar su condición. Esta nueva campaña nos recuerda nuevamente que hay mucho trabajo por hacer en el ámbito de la rehabilitación y la promoción de la salud, que hemos avanzado notablemente, pero nuestros esfuerzos profesionales nunca son suficientes cuando se trata de favorecer la calidad de vida de los niños y adultos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad a causa de una situación de discapacidad.
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