Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, Escritor e Investigador (PUC-UACh)
“Lo que determina la adaptación única de una persona al ambiente que lo rodea, es la organización más o menos estable y duradera de su carácter, de su temperamento, de su intelecto y su físico”. (Hans Eysenck, científico de origen alemán, experto en el tema de la personalidad).
Si bien, las antiguamente conocidas “neurosis” –grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de trastornos nerviosos y alteraciones emocionales, sin presencia de lesiones en el sistema nervioso–, en la actualidad constituyen trastornos psicológicos que afectan y deterioran la calidad de vida de quienes los padecen, hoy se sabe que los individuos con “personalidad neurótica” representan una constante en la sociedad actual, y a pesar de que hablamos de los seres humanos como “animales racionales”, en estricto rigor, nos encontramos con un hecho difícil de refutar: la inestabilidad emocional –más que la racionalidad– está ampliamente difundida y extendida entre la especie humana. En este sentido, el concepto “neuroticismo” apunta, básicamente, a: la relativa inestabilidad de los estados emocionales del sujeto, presencia de dificultades para el control y gestión emocional, tener una cierta inclinación hacia ideas y emociones de carácter negativo y que les generan gran nivel de ansiedad (sensación de que les va a ocurrir algo malo en cualquier momento), presentar estados de ánimo bajos (pena, tristeza, crisis de pánico, depresión), tener dificultades para conciliar el sueño, mostrar sentimientos negativos como ira, envidia, frustración, irritabilidad y sensación de culpabilidad. Lo anterior, determina que en cuestión de pocos minutos, un leve estímulo –intrascendente y sin importancia para la mayoría de las personas– genere mucho malestar e incomodidad en la persona neurótica.
Son innumerables los investigadores y científicos que se han dedicado al estudio de la personalidad, siendo el Dr. Hans Eysenck –junto a estudiosos como Gordon Allport, Philipp Lersch, Carl Rogers, etc.–, uno de los más connotados y reconocidos en el mundo entero, por cuanto, su Teoría de la Personalidad sigue siendo considerada como un paradigma vigente y uno de los referentes más sólidos que la Psicología ha entregado hasta nuestros días, por cuanto, es una de las teorías que mejor explica por qué razón cada ser humano tiene y desarrolla su propia personalidad.
Eysenck considera que existen tres grandes dimensiones de rasgos –o súper factores– a partir de los cuales, se pueden hacer ciertos pronósticos a nivel biopsicosocial, donde los niveles de Psicoticismo (P), Extraversión (E) y Neuroticismo (N) en un determinado sujeto, permiten formular predicciones psicológicas, fisiológicas y sociales, condición que dio lugar a su Teoría bifactorial o modelo PEN de la personalidad.
El factor NEUROTICISMO considera el polo que va desde la estabilidad hasta la inestabilidad emocional de un individuo, y con esta dimensión el Dr. Eysenck buscó explicar la razón por la que algunos individuos son más propensos que otros a experimentar ansiedad, histeria, depresión u obsesión ante diversas situaciones de vida, definiendo a estas personas como aquellas que reaccionan –de forma exagerada– de manera más frecuente que otros sujetos y a quienes les cuesta volver a un “nivel normal de activación emocional”. Se sobreentiende que en el otro extremo de la dimensión –polo de la estabilidad–, se ubican aquellas personas que son calmadas, ecuánimes, estables emocionalmente y que tienen un alto grado de autocontrol de impulsos.
El factor EXTRAVERSIÓN, por su parte, también considera un polo que va desde el sujeto más extravertido al sujeto más introvertido, en función de lo cual, aquellas personas que obtienen altos puntajes en extraversión presentan rasgos más marcados de sociabilidad, impulsividad, desinhibición, vitalidad, optimismo o agudeza de ingenio, en tanto que los individuos más introvertidos dan más muestras de pasividad, reserva, tranquilidad, reflexividad, pesimismo, timidez, bajo nivel de sociabilidad.
El factor PSICOTICISMO, refleja el nivel de vulnerabilidad de un sujeto para caer en conductas impulsivas, agresivas o de baja empatía, lo que conduce a que estas personas tiendan a ser antisociales, insensibles, violentas, inhumanas, agresivas y extravagantes. Si la puntuación que obtienen en este rasgo, es alta, ello se relaciona con la presencia de diversos trastornos mentales, tales como una psicosis. A diferencia de las otras dos dimensiones que muestran una “polaridad” (extraversión–introversión, estabilidad–inestabilidad emocional), el psicoticismo no tiene un extremo opuesto (o inverso), a raíz de que es un componente que está presente en distintos niveles en los seres humanos.
Por otra parte, el concepto “neurótico” (o neuroticismo) se utiliza para referirse a un rasgo de personalidad que muestra la tendencia del sujeto a ahondar en pensamientos negativos y estresantes, que pueden irrumpir casi en cualquier momento del diario vivir, siendo algunas características del perfil del individuo neurótico, las siguientes:
- Pueden ser personas muy directas. En sus relaciones interpersonales, los sujetos neuróticos son capaces de mostrarse muy invasivos –incluso inoportunos o “desubicados”– con las personas con las cuales interactúan. Si bien, los neuróticos conocen aquello que se considera como “conducta adecuada”, en la vida práctica les cuesta mantener dicha conducta en cuenta, por cuanto, se dejan invadir por las emociones del momento, de manera independiente de si esto las conduce a ser muy invasivas en la vida de los demás.
- Son personas sensibles a la crítica. Es común que los sujetos neuróticos tengan una autoestima un tanto inestable y relativamente baja como consecuencia de los constantes episodios de incertidumbre por los cuales atraviesan. Es por ello, que las críticas que reciben, pueden dar justo en el blanco y herir con fuerza sus sentimientos, no sólo por el hecho de que los neuróticos puedan creer que existen razones por las cuales se los puede criticar, sino que también por el hecho de que adoptan una interpretación “catastrofista” de las cosas. En este sentido, las críticas que le hagan otras personas, serán tomadas por el sujeto neurótico como un mensaje velado de que esas personas conocen un secreto de él que adquiere características casi aterradoras para éste, si es revelado.
- Tienden a contradecirse. En los sujetos neuróticos existe relativamente poca coherencia entre su discurso y sus acciones, lo cual se debe al estado emocional del momento presente que experimenta el sujeto, lo que determina que el razonamiento que pudiese estructurar y organizar su pensamiento y conducta desaparezca –o pierda importancia– durante aquellos instantes en que lo emocional prima por sobre la conducta racional.
- Tienden a sobresaltarse fácilmente, caer en estados de estrés, y de ansiedad anticipatoria. Frente a los contratiempos o dificultades que se presentan, el estrés se apodera de los sujetos neuróticos y se manifiesta de manera intensa, pudiendo llegar a producir diversas crisis en las que la persona pierde el control sobre sí mismo.
- Realizan previsiones en términos de todo o nada, blanco o negro. Los sujetos neuróticos suelen pasar por alto los detalles y matices de un suceso, especialmente, cuando algo capta su atención por sobre otras cosas, lo cual, los conduce a realizar “predicciones”, a menudo con carácter negativo. Visualizan sucesos futuros con carácter pesimista y agoreros, de modo tal, que todo lo enfocan en función de si ciertas acciones que lleven a cabo los acercarán o los alejarán de ese escenario percibido como negativo, incluso aterrador.
- No toleran la frustración. Aún cuando las personas neuróticas son propensas a realizar predicciones y previsiones muy pesimistas del futuro, cuando algo sale mal –no obstante haberlo previsto así en sus “predicciones”–, eso las afecta aún más fuerte que al resto de las personas, lo que, a menudo produce una suerte de explosión de emociones en su interior. Esto se explica, porque al problema de vivir un fracaso se le suma la dificultad de no saber cómo actuar, con el fin de arreglar y ajustar el momento presente, y que éste sea más tolerable.
- Son, en general, más sensibles y susceptibles que otras personas. Si bien, las personas neuróticas se caracterizan por ir de un extremo (o polo) de emociones a su opuesto, a esto se le suma la facilidad con la que caen en emociones negativas y desagradables. A raíz de lo anterior, es muy fácil que se sientan heridas con todo tipo de situaciones y vivencias, desde mirar una película triste, hasta sentirse muy mal con algo que para otros sólo sería un evento ligeramente ofensivo.
- Presentan dificultades para relacionarse y comunicarse con los demás (disfunción social). Las personas neuróticas suelen tener problemas y dificultades en su lugar de trabajo, así como también en todos aquellos ámbitos donde el sujeto tenga que convivir o interactuar con otras personas, hasta el punto, en que en ciertos casos graves, el sujeto neurótico puede aparecer ante los ojos de los demás como un “maltratador psicológico”.
Es preciso señalar, que aquellos individuos que padecen algún grado de neurosis se exponen a que las personas de su entorno se alejen de ellos, ya que la gente los pueden ver como individuos raros y algo excéntricos, lo que a su vez, puede conducir al sujeto a recluirse y aislarse socialmente de las otras personas.
Finalmente, hay que destacar, que existen tratamientos psicoterapéuticos personalizados que permiten minimizar los efectos de la neurosis en la salud mental de las personas afectadas, ya que la psicoterapia ayuda al sujeto a recuperar su equilibrio emocional interno y a reducir de manera significativa muchos de los síntomas que se han descrito más arriba.
Lamentablemente, en una sociedad como la nuestra, donde todo se reduce a “competir con el otro” (en ocasiones “en contra del otro”), donde reina la incertidumbre, donde a menudo se exige “rapidez” y capacidad para “trabajar bajo presión”, los resultados -en cuanto a trastornos de personalidad y enfermedades mentales- no pueden, sino ir en aumento, y eso es precisamente lo que sucede hoy. Lo anterior, trae aparejado problemas de insomnio, crisis de pánico, depresiones, etc., paralelo al consumo excesivo de ansiolíticos y tranquilizantes, drogas y alcohol, es decir, nada bueno. Esta realidad hace surgir una pregunta: ¿hasta cuándo el ser humano será capaz de resistir este “estilo de vida”?