Hector Pérez, director del Magíster de Gestión de Recursos Humanos de la Universidad San Sebastián, plantea que el reto para las actuales Gerencias de Personas en las empresas es mejorar las relaciones con las jefaturas y capacitar a los trabajadores para enfrentar los retos que imponen los objetivos estratégicos del negocio.
“Los colaboradores que se sienten cómodos y vibran con su trabajo, están más dispuestos a asumir nuevas responsabilidades, precisamente porque se sienten más comprometidos gracias a que valoran la inversión que su empleador está haciendo en su bienestar”, así lo explica Hector Pérez, director del Magíster Gestión de Recursos Humanos de la Universidad San Sebastián.
Y es que el concepto de la felicidad en las empresas ya es un tema que no se puede evitar, “esto porque se ha evidenciado que permite que los colaboradores se sientan más valorados, y reconocidos, manejen el estrés de forma más eficiente y estén satisfechos con sus vidas, porque al tener estabilidad y crecimiento laboral y desarrollo, buscan que tales logros permeen su vida personal”, dice Pérez.
Así, el desafío de las empresas es mejorar la relación de felicidad con productividad, para ello Hector Pérez señala que “por ejemplo, en las compañías más exitosas del mundo, la tendencia se dirige a reducir las horas de oficina y ayudar a que los colaboradores encuentren su propósito de vida, porque esto se traduce en mayor bienestar laboral o profesional”.
Teniendo en cuenta que, según un estudio de Harvard Business School, la motivación se suele perder tras 6 meses en el puesto de trabajo en un 85% de los casos, las empresas deben poner en marcha una serie de mecanismos para mantener cohesionado y motivado al equipo.
“Y no sólo referente a incentivos y programas de recompensa, sino también a aspectos como el desarrollo profesional y la creación de oportunidades en el largo plazo; la transferencia de responsabilidades y el hecho de que las empresas apoyen y fomenten las nuevas ideas, además de las recompensa reconocimientos no monetarios por los logros y productividad del colaborador”, detalla el Magíster Gestión de Recursos Humanos.
Así, la ecuación es clara: a mayor satisfacción con el puesto de trabajo, mayor productividad, con lo que obviamente los beneficios redundarán también en la totalidad de la empresa. Hector Pérez es más enfático aún, “si las empresas realmente desean tener un mayor retorno de la inversión, enseguida se darán cuenta de que deben incurrir en prácticas de bienestar para sus colaboradores”.
Cuatro consejos
Héctor Pérez cita a la presidenta de International Coach Federation en México, Ariam Sánchez, quien indica que “las personas felices en su trabajo “son 25% más productivas que las infelices, y por ende contribuyen a que sus empresas tengan mejores indicadores de productividad”.
Asimismo, precisa que las personas felices trabajan cuatro de los seis días de la semana laboral, y los otros dos, los dedican a las relaciones públicas propias de su empleo, para ser mejores. En cambio, las personas infelices, si bien están presentes físicamente en su lugar de trabajo los seis días de la semana, en realidad sólo trabajan dos.
Durante su experiencia profesional Hector Pérez recopiló cuatro puntos para aconsejar en qué deben invertir las empresas para detonar la felicidad y productividad de sus colaboradores:
•Generar orgullo de pertenencia. La motivación, el crecimiento profesional, el clima laboral, la identificación con los valores de la empresa, unos objetivos estratégicos claros y la satisfacción de las necesidades personales son los factores clave.
•Comprometer a los trabajadores con los objetivos operacionales, de negocio y estratégicos de la empresa: los colaboradores involucrados, orgullosos y motivados ofrecen toda su eficiencia y capacidad creativa y son capaces de realizar un esfuerzo extra cuando las circunstancias del entorno laboral así lo requieren.
•Tener políticas activas de reconocimiento esto es fundamental y muy apreciado por los colaboradores, ya que generan una cultura empresarial y dinamizan el compromiso.
• Un desafío mayor para las empresa contar con líderes motivadores e inspiradores. Cuando una persona confía en su jefe, lo respeta y aprende de él, difícilmente pensará en cambiar de empleo o se sentirá disgustando con su entorno laboral.
Felicidad sinónimo de productividad
Mathew Killingsworth, investigador con doctorado de la Universidad de Harvard, llegó a la conclusión en sus estudios sobre el ser humano y su entorno laboral de que “ser feliz es la llave maestra para que las personas sean más productivas en la sociedad y alcancen el progreso individual”. En la misma nota dice que las personas obtienen más felicidad en un buen entorno laboral que con un aumento de sueldo.
Ante esto el director del Magíster Gestión de Recursos Humanos de la Universidad San Sebastián detalla algunas de las razones que se deben tener presente de porque la felicidad en el trabajo es sinónimo de productividad.
Un colaborador feliz, es un trabajador motivado y optimista: La motivación es uno de los motores de la productividad, pero sólo se alimenta de felicidad, es su combustible. Una persona feliz, conoce su potencial y sabe manejarlo para sacar adelante cualquier proyecto. Ser feliz permite manejar mejor los riesgos, la toma de decisiones y las variables pesimistas de cualquier situación.
Un colaborador feliz desarrolla todo su talento y da mucho más de sí mismo: La felicidad ayuda a que el talento natural de las personas fluya de forma continua; mientras produce un efecto energético que ningún otro sistema ortodoxo produce. Esa energía y ese flujo de talento, deriva luego en mayor eficiencia y por último en mayor productividad.
Un colaborador feliz se adapta mejor al equipo: La felicidad mejora nuestra relación con los demás, y esto está comprobado en nuestras relaciones personales, por lo que es perfectamente aplicable al entorno laboral.
Un colaborador feliz es mucho más creativo: El buen humor abre la mente, y en las mentes abiertas, es más posible que surjan buenas ideas.
Un colaborador feliz se adapta mejor a los cambios: Las personas felices entienden mejor los cambios, se resisten menos a su imposición y terminan siendo prescriptores de los mismos, creando un ambiente propicio para su implementación.
Un colaborador feliz es menos propenso a equivocarse:
La razón es simple, alguien que está feliz piensa menos en los errores y esto le ayuda a no cometerlos.
Un colaborador feliz es un trabajador saludable y un promotor de la seguridad en el trabajo: Los accidentes laborales, las enfermedades y las indisposiciones: son unos de los principales lastres de las empresas. Un trabajador que no es feliz será más propenso a enfermarse y a tener accidentes.
Un colaborador feliz resuelve problemas, no los crea: Si analizamos los entornos laborales negativos, podremos comprobar que la mayoría de los problemas son perfectamente solucionables. De hecho, por lo general son solucionables por los mismos trabajadores. No obstante, este hecho no sucede debido a que la frustración dificulta los razonamientos necesarios para la toma de decisiones. Si eres feliz en el trabajo, la habilidad para resolver problemas se exacerba, así como la creatividad para crear un abanico de nuevas soluciones.
Un colaborador feliz es un buen discípulo: Ser feliz predispone para el aprendizaje, para la formación y para la adaptación de nuevas forma de trabajar. Un colaborador feliz no tendrá problemas para aprender todo lo nuevo que pueda surgir y en menor tiempo que alguien que no lo es.
Héctor Pérez enfatiza que este sin duda es uno de los desafíos más importante que deben liderar las Gerencias de Personas para contar con colaboradores comprometidos y alineados con los objetivos estratégicos del negocio. Sin duda, que el involucramiento y apoyo de la alta gerencia ayudará a generar este ambiente convirtiéndose en un buen lugar para trabajar.