La neuróloga pediátrica y miembro de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA), Jovita Corzo, explica que el Síndrome del Sueño Inquieto es un trastorno del sueño, que recientemente comenzó a ser estudiado, que impacta a niños y niñas y que afecta la calidad del sueño y el comportamiento diurno de quienes lo tienen.
“La inquietud durante el sueño es un trastorno, donde el niño tiene movimientos corporales persistentes o recurrentes, despertares y microdespertares que ocurren durante el sueño. Esto genera que no se produzca un descanso adecuado, lo que puede tener consecuencias en el funcionamiento diurno del niño”, explica la doctora Corzo.
La doctora Corzo agrega que los niños que tienen este trastorno no tienen dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos son mínimos, pero tienen un patrón de sueño consistente durante la noche y casi todas las noches con movimientos grandes y bruscos de brazos y piernas. “En general los padres consultan porque sus hijos no tienen un sueño normal, son inquietos al dormir, tienen una actividad motora excesiva con movimientos grandes de brazos y piernas, cambios de posición, desarman la cama o se caen de ella”, indica.
Esto genera, explica la especialista de SOPNIA, que los niños tengan una somnolencia excesiva, problemas cognitivos escolares, o problemas conductuales como mayor irritabilidad o hiperactividad. “El Trastorno del Sueño Inquieto causa un deterioro clínicamente significativo en el comportamiento, educativo, social, ocupacional u otras áreas importantes del funcionamiento como, por ejemplo, somnolencia, irritabilidad, fatiga, alteración del estado de ánimo, deterioro de la concentración o impulsividad”, subraya.
Si bien no existen estudios que evalúen la prevalencia de este trastorno del sueño, sí se ha establecido que el 7,7% de los niños que llegan a una evaluación a un centro del sueño tienen este trastorno, cifra que aumenta al 9,1% en niños que tienen TDAH.
Causas del sueño inquieto
Si bien aún faltan estudios para saber por qué se produce este trastorno, sí existen ciertas características comunes entre quienes lo padecen. “Lo que más se ha documentado es que son niños que tienen un nivel medio o bajo de ferritina. El hierro es un cofactor de la tirosina hidroxilasa en la síntesis de dopamina y su deficiencia puede alterar las vías dopaminérgicas involucradas en la actividad motora”, explica la neuróloga de SOPNIA.
Agrega que quienes tienen este trastorno, además, tienen una inestabilidad del sueño y un aumento de la activación simpática.
La especialista de SOPNIA indica que si bien no existe un tratamiento establecido para el sueño inquieto, se ha demostrado que los suplementos de hierro son beneficiosos.
Sin embargo, indica la doctora Corzo, para diagnosticar este trastorno se requiere descartar otras patologías. “La queja por un mal dormir está presente hasta en el 50% de los niños. Las más frecuentes son los ronquidos, el insomnio, los trastornos del ritmo circadiano, el sonambulismo, los terrores nocturnos, los movimientos rítmicos y el bruxismo. Hay un grupo importante de niños con un aparente mal dormir, sin retraso en el inicio del sueño y sin despertares nocturnos frecuentes, pero con la queja de sueño inquieto que no se ajusta a los criterios de ninguna otra categoría diagnóstica actual”, explica la especialista.
La doctora Corzo agrega que “es importante diagnosticar los trastornos del sueño y tratarlos, ya que el impacto de un mal dormir, sobre todo en niños y niñas, tiene efectos muy severos en su crecimiento y en el desarrollo cognitivo y social”.