Por Sergio Urrutia Donoso
Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Central
Al inicio de cada año académico, es muy conveniente recordar a los profesores que junto con tratar las distintas materias que les corresponde, es necesario reforzar los valores a los estudiantes, sean estos de educación básica, media o educación superior. Por ejemplo, la responsabilidad, la lealtad o la ética, son valores que generalmente deben ser forjados en sus hogares, pero reafirmados en los distintos centros de estudios.
Desgraciadamente nos hemos acostumbrado a conocer noticias de grandes colusiones, de empresas que ofrecen altas utilidades en poco tiempo, de grandes sociedades que distorsionan la información en sus estados financieros para mostrar una situación brillante, pero irreal.
Siempre se habla de las “empresas” y pocas veces de los “iluminados ejecutivos”, que por lo general son profesionales con grados académicos obtenidos en importantes universidades nacionales o extranjeras, que fueron capaces de transar sus principios éticos por un afán de éxito económico, haciendo trampa.
El profesor debe ser ejemplo vivo de los valores para sus alumnos y, sobre todo, mostrando que lo logrado por el propio esfuerzo, la perseverancia y el permanente estudio y perfeccionamiento, es lo que perdura.
El plagio o la popular copia, la vulgar trampa, solo llevan a sus autores a esconder su afán de obtener resultados de manera “fácil” y con el mínimo esfuerzo, olvidando que la verdad siempre aparece.