Dr. Patricio Silva
Decano de la Facultad de Salud, U. Central
El reimpulso del proyecto de ley Eutanasia por parte del diputado por Arica, Vlado Mirosevic, y que generó apoyo en diferentes sectores del Parlamento, puso nuevamente esta problemática de la bioética en la agenda pública.
El debate resurgió luego de que, en febrero de este año, se hiciera pública la petición de Eutanasia de Paula Díaz, una joven aquejada por una enfermedad aún no diagnosticada que le produce enormes dolores. Lo cierto es que la discusión sobre la eutanasia ha estado presente desde los albores de la humanidad. Ya los griegos la describían como “muerte dulce”, siendo practicada en las antiguas Grecia y Roma.
El proyecto de ley de Eutanasia plantea que “toda persona tiene derecho a una muerte digna que incluya la libertad para determinar las terapias a las que desea ser sometido ante la proximidad de su muerte, el derecho a no padecer males o dolores innecesarios y a evitar la prolongación artificial de su vida”.
En sociedades como la chilena, de fuerte raigambre judeo-cristiana, la discusión sobre la eutanasia es especialmente compleja. Al igual que lo que sucedió en los procesos de aprobación de las leyes del divorcio y del aborto en tres causales, existe alarma en ciertos sectores por una aplicación excesiva de esta posible normativa. Sin embargo, ésta apunta a situaciones extremas de padecimiento, donde los cuidados paliativos son insuficientes para evitar una muerte dolorosa, y donde se cuente con la supervisión de un equipo médico de cabecera al paciente.
Es bueno para nuestra sociedad incentivar la discusión y análisis de estos temas al interior de las familias, grupos de amigos y sociedad toda. Requerirá buscar información en los países que han pasado por esta discusión e incentiva la investigación local, con el aporte de las universidades.