Hay que capacitar a las comunidades escolares en primeros auxilios psicológicos

Publicado por Equipo GV 5 Min de lectura

Expertos chilenos y extranjeros se reunieron para discutir sobre la prevención y el abordaje de los hechos de violencia que ocurren al interior de los espacios educativos. Todos concuerdan en que debe existir una actualización en la formación docente en el ámbito de la salud mental y emocional.

En el año 2022 la Superintendencia de Educación recibió 12.052 denuncias por problemas de “convivencia” al interior de los colegios chilenos. De ellas, 5.108 corresponden a “maltrato entre estudiantes” y 2.285 a “maltrato de adulto a párvulo y/o estudiante”. Las cifras son preocupantes, sobre todo si se considera que -en comparación con el año anterior- las denuncias por convivencia aumentaron siete veces (hubo 1.586 en 2021).

En ese contexto resulta imprescindible generar espacios de sensibilización y prevención. El 2º Congreso Internacional de Psicología de la Universidad Gabriela Mistral -que contó con más de 1.200 inscritos y la participación de expertos de España, México y Chile- relevó que la violencia no puede ser legitimada como una forma de resolver los conflictos. 

La panelista María Cristina Fuentealba, Magíster en Psicología Clínica y psicóloga del Liceo Experimental Manuel de Salas, puntualizó que “con la jornada completa los niños pasan muchas horas en la escuela, por lo tanto, deberían tener recreos más largos y actividades dirigidas precisamente a mejorar la convivencia. También existe una deuda enorme con los docentes y otros profesionales de área que están a cargo de los menores: la actualización curricular en la formación que reciben en salud mental y emocional. Hay que capacitar a la comunidad escolar en primeros auxilios psicológicos”.

Su visión coincide con la de otros expositores. “No hay que perder de vista que estamos viviendo un nuevo contexto socioemocional. La comunidad educativa debe priorizar la salud mental y crear vínculos. Hay que replantear la manera de formar a los formadores”, dijo Teresita Marchant, Psicóloga y Magíster en Dirección y Gestión Escolar de Calidad.

La segunda versión del congreso -realizado en conjunto con Fundación Honra- estuvo dirigida especialmente a docentes, encargados de convivencia escolar, apoderados y estudiantes, quienes tuvieron la posibilidad de realizar comentarios y preguntas a los expertos. Una de las interrogantes que más se repitió fue qué hacer para evitar la violencia en los espacios educativos. 

Desde España, Xavier Oriol, Doctor en Psicología, Psicopedagogo y Educador Social de la Universidad de Lleida, dio cuenta de algunas intervenciones que han dado resultados en su país. “Suena básico, pero los programas para el fomento de la amabilidad y la simpatía durante las primeras edades están mostrando efectos sumamente efectivos para minimizar las acciones violentas. En los estudiantes adolescentes estamos abordando con fuerza el uso inadecuado de redes sociales y lo que llamamos `presión grupal´. Para los jóvenes es importante ser parte de un grupo y -para conseguirlo- a veces no se comportan como debieran, sino como los otros esperan. Esa presión también tiene efectos -a veces- negativos”, señaló el profesional español.

En Chile, también se han realizado esfuerzos para generar espacios educativos seguros y basados en el respeto. “Desde el Ministerio de Educación se ha apoyado a las escuelas para desarrollar habilidades en profesores y alumnos en pro de una buena convivencia. Sin embargo, también hay que desarrollar un trabajo importante con las familias. A veces, hay muchas carencias, como figuras maternales o paternales inconsistentes, y eso también genera consecuencias en el comportamiento de los niños”, aseguró Magdalena Fernández, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y Humanidades de la Universidad Gabriela Mistral.

Identificar las causas o factores de riesgo, diseñar las intervenciones y evaluar posibles soluciones es lo mínimo que se debe considerar al momento de crear un plan de convivencia que resulte efectivo.  “Esta es una situación alarmante que se está viviendo prácticamente en todas las escuelas de Latinoamérica. Debemos hacer todos los esfuerzos para que los niños tengan un mejor bienestar y desarrollo”, dijo Mariana Gilberto, abogada y Directora de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, con sede en Ciudad de México. 

Los efectos pueden ser profundos y duraderos. Por eso resulta relevante la reflexión que realiza la academia, la sociedad civil y las instituciones públicas y privadas con respecto a esta problemática.  Las instituciones -además- deben seguir interviniendo.

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