La detección temprana del infarto cerebrovascular: clave para salvar vidas

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura
  • La rápida actuación y la atención médica oportuna fueron determinantes para evitar que el animador Leo Caprile sufriera consecuencias graves tras experimentar un infarto cerebrovascular. Especialista habla de la importancia de detectar a tiempo este tipo de emergencias y cómo reconocer los signos de alerta para actuar con prontitud y salvar vidas.

Preocupación generó el incidente sufrido por Leo Caprile, quien sufrió un infarto cerebro vascular el cual no tuvo grandes consecuencias gracias a una rápida actuación y atención médica, lo que resalta la importancia de detectar a tiempo este tipo de emergencias.

 El infarto cerebrovascular, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV) o ictus, es una condición médica urgente que puede tener consecuencias graves si no se trata rápidamente.

El director del Diplomado en Neurorrehabilitación Fonoaudiológica de la Universidad San Sebastián Jorge Valdés afirma que reconocer los signos de alerta y actuar con prontitud son fundamentales para minimizar el daño causado por un infarto cerebrovascular. Los síntomas pueden variar, pero es importante prestar atención a cualquier cambio repentino en la movilidad, sensibilidad, habla o visión, así como mareos, confusión o dolor de cabeza intenso.

“Si alguien reconoce debilidad o adormecimiento de un lado del cuerpo, dificultades de visión en uno en ambos ojos, dificultades para hablar o comprender el lenguaje, dolor de cabeza vértigo o inestabilidad es fundamental buscar atención médica de inmediato”, indica Valdés, quien advierte que el tiempo de respuesta puede ser determinante para el pronóstico del paciente y la reducción de secuelas a largo plazo.

Los accidentes cerebrovasculares están cubiertos por la canasta GES, lo que garantiza el acceso a prestaciones desde el diagnóstico hasta la rehabilitación. Esto se debe a la alta incidencia de estos eventos, que afectan aproximadamente a 30 personas por cada 100.000 habitantes entre los 30 y 40 años, aumentando considerablemente en personas de entre 80 y 90 años, llegando a 300 por cada 100.000 habitantes.

Es importante concientizar sobre los factores de riesgo asociados con los infartos cerebrovasculares, como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo. Modificar estos factores de riesgo puede ayudar a reducir la probabilidad de sufrir un infarto cerebrovascular y otras complicaciones cardiovasculares. En resumen, estar alerta a los primeros signos o síntomas, actuar con rapidez y buscar atención médica inmediata son las claves para detectar a tiempo un infarto cerebrovascular y salvar vidas.

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