Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, Escritor e Investigador (PUC-UACh)
De acuerdo con el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) la característica esencial del trastorno del cálculo(llamado también discalculia) es una capacidad aritmética que se sitúa de manera sustancial por debajo de la esperada en individuos de edad cronológica, coeficiente de inteligencia y escolaridad concordes con la edad del sujeto, donde la capacidad aritmética de la persona se mide por intermedio de pruebas normalizadas de cálculo o de razonamiento matemático que son administradas de manera individual.
Otro aspecto a considerar, es que el trastorno del cálculo interfiere de manera significativa en el rendimiento académico del sujeto, o bien, en las actividades de la vida cotidiana que requieren de habilidades para las matemáticas. Por otra parte, si es que hubiese un déficit sensorial en el menor, las dificultades en la aptitud matemática deben exceder a las dificultades asociadas habitualmente a este déficit.
Es necesario dejar establecido, que de acuerdo con el DSM-IV, en el trastorno del cálculo pueden estar afectadas diferentes habilidades:
1 Habilidades lingüísticas: ya sea que hablemos de la capacidad de comprensión o denominación de términos matemáticos, operaciones y conceptos, así como de la decodificación de problemas escritos con símbolos matemáticos.
2. Habilidades perceptivas: es decir, relacionadas con el reconocimiento y/o lectura de símbolos numéricos (o de signos aritméticos), y el agrupamiento de objetos.
3. Habilidades de atención: relacionadas con la capacidad de reproducir correctamente números o cifras, recordar el añadir (o “llevar”) números mentalmente y tener en cuenta los signos operacionales.
4. Habilidades matemáticas: es decir, ser capaces de seguir secuencias de pasos matemáticos, contar objetos y aprender las tablas de multiplicar.
Si bien, resulta un tanto difícil establecer la prevalencia del trastorno del cálculo, debido al hecho de que son numerosas las investigaciones que se dedican a estudiar la prevalencia de los trastornos del aprendizaje, sin que estos estudios hagan la distinción específica entre trastornos de la lectura, del cálculo o de la expresión escrita, se ha llegado a la conclusión, que uno de cada cinco casos de los trastornos de aprendizaje, corresponde al trastorno del cálculo. Por otra parte, en un 25% de los casos, la discalculia es comórbida con otras alteraciones, tales como la dislexia y el trastorno por déficit atencional con hiperactividad (TDAH).
Cuando uno realiza un paralelo entre la dislexia y la discalculia, se advierten rápidamente varios aspectos en común entre uno y otro trastorno, relacionados, específicamente, con la decodificación de los símbolos. A continuación se revisan algunos de estos aspectos:
- Se pueden presentar problemas en la lectura y/o escritura de los símbolos numéricos, o bien, dificultades en la lectura y/o escritura de números con varios dígitos: no resulta extraño, por ejemplo, que el número “12” se invierta, y pase a ser leído como “21”.
- El menor puede presentar una pobre memoria de trabajo: en el caso de las matemáticas, los problemas de memoria se hacen evidentes cuando el niño tiene que enfrentarse a tareas donde hay que llevar a cabo procesos de forma mental y que no están explicitados en el papel.
- Falta de fluidez: en este caso, la falta de fluidez en la lectura de palabras tiene paralelismo en la falta de fluidez en la lectura de números, así como también en el manejo y recuperación de datos numéricos.
Ahora bien, los niños que presentan problemáticas atencionales –tengan hiperactividad o no–, son mucho más vulnerables a presentar dificultades en el cálculo que aquellos que no presentan dificultades de atención. Las dificultades en los menores con TDAH vienen causadas por los siguientes factores: (a) mala memoria de trabajo, es decir, cometen siempre los mismos errores a la hora de llevar a cabo cálculos matemáticos, (b) dificultades en la planificación de la ejecución y (c) dificultades en el seguimiento de auto-instrucciones.
De acuerdo con algunas ponencias, así como con los resultados obtenidos en un Congreso acerca de este tema realizado en España en el año 2010, las señales iniciales que indican la presencia de un trastorno del cálculo son las siguientes:
1. Una pobre conciencia de número: el niño presenta dificultades a la hora de establecer una correspondencia entre el símbolo numérico y la cantidad que representa.
2. Fallos en la lectura, reconocimiento y escritura de números y símbolos matemáticos.
3. Déficit en el concepto de proporciones y cantidades: se producen problemas a la hora de clasificar según las categorías de “más grande a más pequeño”, más cantidad o menor cantidad, saber si un número es mayor o menor que otro.
4. Fallos en el posicionamiento y realización de series numéricas, colocando, por ejemplo, el número 15 antes del número 14.
5. Dificultades en la automatización del conteo y las operaciones aritméticas básicas. Problemas para contar hacia atrás.
6. Desempeño en matemáticas muy pobre en comparación con las demás asignaturas, ya que puede tratarse de niños que tienen un rendimiento satisfactorio en todas las demás asignaturas, presentando un coeficiente intelectual normal.
7. Desmotivación y rechazo para realizar cualquier tipo de actividad que se relacione con las matemáticas, presentando asimismo, baja autoestima.
8. Presencia de problemas con el reconocimiento de la hora en relojes analógicos, la orientación temporal y la planificación de actividades.
9. Incapacidad para aprender las tablas de multiplicar, así como complicaciones para estimar el resultado que va a derivar de un cálculo.
10. Dificultades en el manejo de las unidades de tiempo, peso, longitud, volumen, etc.
Ahora bien, con la finalidad de ayudar a estos niños a superar sus dificultades, se requiere de un trabajo integrado de varios especialistas, así como también el uso de referentes visuales que sean concretos y que el menor pueda manipular, tales como: disponer de diversos objetos concretos, ábacos (que son instrumentos útiles para realizar operaciones aritméticas sencillas), plastilina en colores para modelar, uso de hojas cuadriculadas que le permitan a los niños un mejor alineamiento en la realización de los cálculos, utilización de juegos matemáticos del tipo informáticos y/o con tarjetas que permitan al menor ejercitarse con operaciones aritméticas que sean simples.
Digamos, finalmente, que de acuerdo con las conclusiones alcanzadas en el Congreso sobre la discalculia realizado en España, una de las formas más efectivas de incentivar y motivar en los niños diagnosticados con el trastorno del cálculo el aprendizaje de las matemáticas, es que aprendan de forma divertida, jugando y entreteniéndose con aquello que están haciendo, de otra forma, lo más probable, es que se produzca un inmediato rechazo a realizar tareas o actividades que estén relacionadas con los números, debido al sentimiento de frustración e impotencia que experimentan los menores por su incapacidad para poder resolver los problemas a los cuales se enfrentan.