Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC- UACh)
“La mujer puede perdonar las infidelidades, pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona” (Severo Catalina, político y escritor español).
“Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres mejor” (Joaquín Sabina, cantautor, poeta y pintor español).
Si bien no resulta fácil hablar acerca de las infidelidades en la pareja, este es uno de los temas que más pasiones, rabias, disgustos y frustraciones desata en las personas, y en torno a las cuales, se genera una serie de mitos que se difunden y propagan como si éstos fueran “verdades” indiscutibles e incuestionables.
Entre las creencias más habituales referidas a las relaciones extramatrimoniales –o de pareja–, figuran, entre otras, el hecho que las infidelidades ocurren cuando ya no hay más amor en la pareja, que todas las personas son potencialmente infieles y que un vínculo amoroso entre dos individuos jamás logra recuperarse después del engaño por parte de uno de ellos.
Por otro lado, diversos expertos e investigadores, afirman que en una relación de pareja, aquella persona que comienza a “mirar para el lado” y que busca otras parejas, es el responsable de restar recursos y posibilidades de estabilidad a su relación.
Revisemos, entonces algunos de los mitos más comunes:
- Ser infiel para “revivir” la pasión. Este ha sido uno de los mitos más analizados por expertos de la revista Psychology Today acerca de la infidelidad, por cuanto, las investigaciones indican que algunas personas toman esta “alternativa” como una forma de revivir y revitalizar su relación estable, al obtener –supuestamente– “energía y pasión en una aventura extramarital o de pareja”. Sin embargo, los datos e información disponibles indican todo lo contrario, por cuanto, no existe peor crisis para una relación entre dos personas que una infidelidad, ya que lejos de revivir la relación, el engaño la puede convertir en una suerte de “tormenta perfecta” para provocar peleas, discusiones y, finalmente, para romper la relación.
- Todos los individuos son infieles: Existe la creencia común de que todas las personas pueden ser infieles, lo que tiene como consecuencia que en muchas parejas aparezcan pensamientos de tipo paranoico, bajo el temor –o sospecha– que la otra persona lo(a) está engañando. Este temor, de que la infidelidad se encuentra a la “vuelta de la esquina”, puede convertir a la relación de pareja en un pequeño infierno, en que la pareja que es objeto de sospechas y de constante escrutinio por parte del sujeto desconfiado, termina por saturarse frente a esta actitud y lograr, justamente, que la persona quiera, simplemente, “arrancar del hogar” y liberarse de una relación que se ha vuelto demasiado tóxica. Por otra parte, resulta ser falso el precepto de que todas las personas son “infieles por naturaleza”, por cuanto, la cultura familiar, así como los valores y principios que el sujeto haya recibido desde su niñez, logran que muchas personas no salgan jamás de su propio hogar a buscar nuevas “aventuras”.
- La ausencia del amor. Una de las explicaciones –o excusas– más frecuentes para la infidelidad, es que “ya no hay amor en la pareja”, que los años de convivencia han desgastado la relación, o bien, que los años compartidos le han restado “entusiasmo” a la pareja y que, en realidad, a una de las partes no le importa mucho lo que la otra parte haga. La psicóloga Shirley Glass, considerada una líder mundial en el estudio de la infidelidad y que ha escrito varios libros sobre el tema, afirma que “los engaños e infidelidades se dan tanto en las parejas donde ya no hay cariño, como así también en aquellas donde aún existe amor”. De acuerdo con esta experta, aquellas personas que caen en la infidelidad, lo que buscan es el deseo de volver a sentir y experimentar la “emoción de la novedad y la aventura”, pensando que con esa aventura no están poniendo en peligro el vínculo más estable que tienen en el hogar.
- La persona no obtiene en casa lo que necesita. En forma complementaria al punto anterior, también nos encontramos con el mito de que la persona infiel no recibe en casa todo el afecto que necesita, o la “pasión” que anda buscando. Lo que realmente sucede, es que, en algunos casos, la pareja engañada puede estar dando todo lo necesario para mantener la relación de pareja, en tanto que la parte que está “mirando para el lado”, lo que hace, es restar fuerza y estabilidad a la relación.
- Imposibilidad de recuperar el vínculo tras el engaño. De acuerdo con estudios de la socióloga Pepper Schwartz de la Universidad de Washington en Seattle, USA, las parejas están en grado de superar una infidelidad, si es que ambas partes se deciden a hablar con honestidad acerca de lo sucedido, siempre y cuando, la pareja infiel se comprometa a no volver nunca más a repetir alguna nueva infidelidad, en tanto que la parte que ha sufrido el engaño se compromete, a su vez, a no culpar en forma permanente a la pareja infiel, tirándole en cara –en momentos de rabia, molestia o frustración– la infidelidad sufrida, por cuanto en ambos casos, la relación de pareja no tiene futuro alguno y terminará por hundirse completamente.
Tal como se ha podido advertir, entre los elementos y conceptos asociados a las infidelidades de pareja queda rondando el mito que todos ellos son útiles para efectos de revitalizar relaciones de pareja alicaídas, lo cual, representa un verdadero sinsentido, ya que el resultado final de cualquiera de los mitos analizados, podría terminar, eventualmente, en el quiebre y la ruptura definitiva de la relación de pareja.