Los emprendedores: esos sujetos imprescindibles en el mundo de hoy

Publicado por Equipo GV 8 Min de lectura

Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, Escritor e Investigador (UACh)

“Hay muchas malas razones para empezar una empresa. Pero hay sólo una muy buena razón para hacerlo, a saber: para intentar cambiar el mundo” (Phil Libin, creador de la aplicación informática EVERNOTE).

“Aquellos que dicen que es imposible, nunca deberían molestar a aquellos que lo están haciendo”.

emprendedorDe partida, digamos algo que no todo el mundo parece saber: el emprendimiento ayuda a la generación de bienestar económico y social para el país, al mismo tiempo que a la desconcentración de la riqueza. Por lo tanto, es necesario –y es justo, además– hacer un reconocimiento explícito a todas aquellas personas con espíritu y alma de emprendedoras, quienes –muchas veces con un alto costo personal en esfuerzo, perseverancia y dedicación– logran armar un proyecto o un negocio, que no sólo le permite al mismo emprendedor(a) cumplir con su sueño o proyecto personal, sino que también ayuda a que muchas otras personas puedan hacer lo mismo, dando nuevas oportunidades de trabajo, así como también entregando la posibilidad de mejorar ellas mismas –y sus respectivas familias– su propio estándar y calidad de vida.

Por lo tanto, el rol que juegan los emprendedores en el desarrollo de una nación se convierte en algo prioritario y de suma importancia. La razón es muy simple: la realidad que observamos en un país como Chile, un país rico, además, en historias de éxitos extraordinarios por parte de muchos chilenos de origen humilde, así como también de esforzados inmigrantes que arribaron –y continúan arribando– a Chile desde distintas latitudes, quienes, siendo portadores de diversas culturas y valores, nos demuestran la estrecha relación que existe entre el emprendimiento y el progreso y crecimiento económico de un país.

Esta indiscutible realidad, nos entrega a cada instante evidencias claras de la existencia de este vínculo y círculo virtuoso entre emprendimiento y crecimiento, por cuanto, en países en desarrollo como el nuestro, los emprendimientos se hacen, generalmente, en función de una “necesidad”, más que por una “moda”.

El fundamento es muy simple: la definición del concepto “conocimiento” incluye elementos y factores tales como: una gran imaginación, la presencia de ciertos valores esenciales, fuertes motivaciones personales, gran nivel de creatividad, así como ciertas habilidades técnicas formales necesarias para la realización de cualquier proyecto basado en el conocimiento. Por lo tanto, todos estos factores resultan ser cada vez más importantes en la economía de países en desarrollo como el nuestro, en función de lo cual, dichos países deben considerar seriamente la mejor estrategia y metodología en que pueden adquirir o generar más conocimiento, y una de las fórmulas más exitosas para alcanzar y desarrollar nuevos conocimientos –y nuevas ideas–, es a través, precisamente, de un nuevo emprendimiento. De ahí surge el llamado “círculo virtuoso”.

Por lo tanto, ser un genuino creador de negocios entrega una serie de ventajas y beneficios, siendo uno de sus mayores aportes, el surgimiento de nuevas empresas –pequeñas, medianas o grandes– bajo la premisa de que hay que hacer las cosas de una manera diferente, donde la creatividad y la innovación constituyen una suerte de condición sine qua non.

Ser un emprendedor muestra otra gran característica y sello: tiene un gran peso social, ya que más allá del evidente efecto que tiene en la generación de nuevos empleos, también tiene un notable impacto en la desconcentración de la riqueza, al mismo tiempo que ayuda a crearla.

La razón que explica lo anterior cae por su propio peso: se crea riqueza a partir de una idea, de un sueño, así como del conocimiento que tiene el emprendedor acerca del proyecto que desea implementar, por lo tanto, los rasgos personales de estos sujetos resultan ser cruciales a la hora de tener éxito en un emprendimiento:

  1. La perseverancia frente a los obstáculos.
  2. La fuerza de voluntad para seguir adelante, no obstante los fracasos que pudieran producirse en el camino.
  3. La capacidad para diseñar e implementar ideas originales.
  4. Un optimismo a toda prueba.
  5. La presencia de entusiasmo y pasión en todo lo que hace.

Tal como muy bien lo decía el gran beisbolista norteamericano Babe Ruth: “Es difícil derrotar a una persona que nunca se rinde”.

En estos casos, el precio del éxito se reduce a dos hechos concretos: trabajar duro y tener mucha determinación, es decir, aquello que los norteamericanos identifican como “Grit”, a saber, empuje o fuerza de carácter, por cuanto, sin que importe mucho si la persona ganó o fracasó en sus intentos por convertirse en un emprendedor, lo importante es haber entregado lo mejor de uno mismo en la realización del proyecto, sea cual sea la naturaleza de dicho proyecto: económico, social, cultural, religioso, deportivo, etc.

Señalo esto, por oposición a aquellas otras personas que, en ocasiones, ni siquiera saben qué hacer con sus vidas y que tampoco tienen mucha idea de para qué han venido a este mundo. A menudo, incluso, se dedican a incordiar, paralizar y obstaculizar a los demás. En estos casos, lo mejor es intentar darle un sentido positivo y un objetivo claro a la propia vida, por cuanto, el mundo está lleno de gente que tiene muchas necesidades y vacíos, en cuyo caso, lo óptimo, es intentar convertirse en uno de aquellos individuos capaces de llenar y satisfacer esas necesidades. Al respecto de esto último, el conferencista canadiense Brian Tracy suele repetir muy a menudo en sus charlas, que la gente exitosa –con claros valores personales y sentido ético– siempre busca la oportunidad de colaborar y ayudar a los demás, en tanto que el discurso habitual de la gente que fracasa es: “Y yo… ¿qué gano con esto?”.

Por lo mismo, tengamos siempre presente que emprender es, por sobre todo, EDUCAR y FORMAR, porque el emprendedor lo que hace, es enseñar, guiar y motivar a la gente de su entorno cercano acerca de cómo llevar al plano de lo concreto un determinado sueño, un objetivo o una idea, al mismo tiempo, que es capaz de mostrar a los demás su gran capacidad de liderazgo y su grit o determinación personal.

Recuerde, finalmente, que un verdadero emprendedor ve oportunidades donde los demás sólo ven… problemas y dificultades.

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