Por Catalina Maluk
Decana Facultad Economía, Universidad Central
Esta generación de mujeres ha dado pasos importantes en el mercado laboral para ir por cargos, tradicionalmente, ocupados por hombres. El referente de sus madres, en la mayoría de los casos, era la dedicación al cuidado de los hijos y el hogar.
Estas mujeres de más de cuatro décadas, muchas veces postergaron su desarrollo profesional, principalmente por conciliar su vida personal, cuando empezaban a ser madres, en torno a los 25 años.
Esta generación de madres trabajadoras ha tenido que enfrentar sus propias creencias y un entorno cultural que no propiciaba el cambio con la facilidad que los discursos y la teoría planteaban, para avanzar sin descuidar ninguno de sus roles y por lo mismo, a un significativo costo personal. ¿Cómo se diferencia la visión de éstas mujeres de cuatro décadas y más, respecto de la de sus hijas que hoy están enfrentando los mismos desafíos del mundo laboral, 20 años después?
Definitivamente muchas cosas han transcurrido en estos años y aun cuando queda mucho por avanzar en este trayecto de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, las mayores de 40 cimentaron un camino a costa de esfuerzo, dedicación y también culpas, que permitieron allanar la ruta de las jóvenes que tienen otra postura frente a esta duplicidad de roles más compartida y que involucra de una manera más activa a los hombres.
El esfuerzo de estas madres ha permitido que las nuevas generaciones de mujeres enfrenten con más libertad su incorporación al mercado laboral, estudiando postgrados, viajando, planificando menos y disfrutando más, con menos “deber ser” y buscando ser felices.
En este cambio generacional los hombres también han cambiado asumiendo el hogar como una tarea compartida, aun cuando la mayor responsabilidad siga recayendo sobre las mujeres. Es en esa senda donde nuestro desafío es ir por más.