Por Carlos Guajardo
Director Pedagogía en Educación General Básica, U.Central
Corren las semanas de marzo y se avecina un momento histórico para Chile. Serán los propios ciudadanos quienes decidiremos si aprobamos o no una nueva constitución, y la forma como ésta se redacte. Es muy probable que los adultos tengamos más conocimiento, estamos más expuestos, pero qué ocurre con nuestros niños y niñas ¿tienen derecho a saberlo y ser partícipes en este proceso?
Si efectivamente queremos generar una cultura cívica y votar responsablemente, tenemos la obligación de conocer el documento que regula la ley suprema de aquellos derechos y garantías esenciales en los individuos de esta nación. Luego, estaremos dispuestos a contarles a nuestros niños que la decisión que tomarán los adultos el domingo 26 de abril, es fruto del ejercicio cívico para construir el país que queremos.
En este contexto, las escuelas y colegios tienen múltiples posibilidades de educar en lo que respecta a formación ciudadana. Aprovechemos el conocimiento, que sean nuestros profesores de historia o expertos quienes nos sitúen en este importante hito para Chile. En el aula podemos realizar debates, asambleas con invitados externos, dramatizaciones, exposiciones donde los niños y niñas expresen el país que anhelan para el futuro.
Demostrémosle a nuestros niños la relevancia que tiene el ser parte de un país que se construye entre todos, donde las opiniones y expresiones contrarias también son válidas. Tarde o temprano, ejercerán su derecho a votar, es nuestro deber proporcionarles los saberes, las habilidades y las actitudes desde la familia y la escuela.
Más allá de rechazar o apoyar una nueva Constitución, lo relevante acá es educar a los más pequeños, necesitan entender por qué existe tanto movimiento social en el país en estos días, y quizás a algunos no le interese, pero aun así, tenemos un deber como adultos en formarlos para la vida.