Por Diego Olivera E.
Crisis de valores en la sociedad humana en el marco del modelo capitalista
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Hoy la sociedad mundial está sumergida en una crisis humana, producto de un modelo capitalista neoliberal, que ha creado un modelo económico de explotación a gran escala, priorizando la acumulación de riquezas en las grandes elites, en las trasnacionales, que han desarrollado mecanismos de dominación a gran escala, sustentados en la apropiación de los recursos naturales, la tecnología, las medicinas, la privatización de la salud, la educación, las comunicaciones, la prensa, creando grandes consorcios y multinacionales. También el control de la droga, por los países desarrollados, como mayores consumidores de estupefacientes, generando en los países del Tercer Mundo, criminales asociaciones de Carteles (mafias), que controlan las plantaciones de marihuana, coca, como alucinógenos en laboratorios como la fetamina, estos grupos mueven miles de personas, además revenden los restos de estas drogas, para vender en los pueblo y barrios marginales, como el bazuco, apoyados por sicarios y marginales, para envenenar a los seres humanos.
Las consecuencias de la discriminación entre ricos y pobres, la depredación del planeta, como la explotación indiscriminada de los recursos naturales, se amplía con la guerra global a escala mundial, las consecuencias de las injerencia de EEUU, La OTAN, los países satélites como Arabia Saudita, Israel, Ucrania, crean enclaves de violencia y desplazamiento de seres humanos. La impunidad de Israel contra el pueblo palestino, muestra el racismo impuesto por el Sionismo, como el nuevo holocausto
Cuando hablamos de concebir una sociedad nueva como alternativa al capitalismo, donde las formas organizativas políticas y económicas, tienen como fin prioritario un modelo de equidad social y de desarrollo económico, que logre romper las desigualdades sociales, garantizando un excedente económico que se reinvierta en trabajo, educación, salud y una vida digna.
Nos obliga invariablemente a buscar las raíces históricas del pensamiento humanista, muchas veces relegado por corrientes marxistas ortodoxas, concebida como una mera concepción idealista del ser humano, alejada de la lógica materialista. La dialéctica del pensamiento humano nos lleva, a no caer en conceptos inmutables, a no encajonar los valores de las distintas corrientes, que buscan la igualdad de los seres humanos, tanto en lo económico, político y social.
El mismo Carlos Marx en su trabajos iniciales habla del ser social como factor de cambio, como dinamizador de la luchas sociales hacia una alternativa socialista.
La idea moderna del “hombre nuevo” fue esbozada por Jacobo Rousseau, autor que profesó una fe inquebrantable en la capacidad de los cambios políticos para transformar al ser humano, “sustituyendo en su conducta el instinto por la justicia y dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antes” (Contrato social, Libro I, cap. VIII).
Simón Bolívar, siguiendo a Rousseau, creyó también en el potencial de ciertos arreglos institucionales para hacer mejor al hombre en el plano ético. Poco se menciona su intento específico de establecer el llamado Poder Moral, presentado al Congreso de Angostura en febrero de 1819 como anexo a su Discurso y parte de su diseño constitucional. Dicho documento pone de manifiesto, a la vez, un apego ingenuo a la posibilidad de acrecentar la virtud ciudadana por medios políticos, así como una férrea disposición a utilizar el adoctrinamiento colectivo, como método para moldear conciencias.
Marx y los marxistas dieron forma más acabada a la utopía del hombre nuevo. La aspiración de Marx era que la concreción de la sociedad comunista daría origen a “la resolución definitiva del antagonismo entre el hombre y la naturaleza y entre el hombre y el hombre” (Manuscritos económico-filosóficos de 1844). Es innegable que el pensamiento socialista procura sustentarse sobre un esfuerzo de cambio moral, dirigido a erradicar el egoísmo y hacer del ser humano un ser “bueno” en el sentido cristiano del término. Este anhelo se palpa en algunos escritos de Ernesto Che Guevara, en especial su texto de marzo de 1965, “El socialismo y el hombre en Cuba”. En el mismo, y frente a la abrumadora evidencia empírica que le contradecía, Guevara argumentó que “El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor”.
El hundimiento del socialismo real, su asfixia de la libertad, y el desengaño en que culminó son asuntos en torno a los cuales pareciera innecesario insistir, pero si es bueno precisar que se abandonaron preceptos históricos marxistas y leninistas, al abandonar el empoderamiento del pueblo, la consigna leninista de “todo el poder para los soviets” organización comunal del pueblo ruso, fue transfigurada y traicionada por Stalin, al cambiar el rumbo del socialismo al proclamar “Todo el poder para el soviet supremo”, creando un estado burócrata con algunos logros sociales, tecnológicos en la carrera contra el modelo capitalista de posguerra en la década del 50 en el siglo XX.
El Siglo XXI nos convoca a crear nuevas alternativas de sociedad
Pero no obstante surgen nuevas propuestas a nivel mundial, como lo muestra 15 años de un modelo de cambio, en la actual realidad venezolana, la está sustenta en la convicción de crear un socialismo adecuado a la realidad histórica de este pueblo y el renacimiento del “hombre nuevo”, nos demuestra tres cosas. Por una parte que el mito socialista siempre resurge de sus cenizas, pues remueve aspectos irracionales de la existencia y se vincula al resentimiento y al deseo de perfección que persigue al espíritu humano. Por otra parte, que la idea de un hombre éticamente bueno, como producto del cambio socialista, es ingrediente clave del mito.
El socialismo del siglo XXI surge como una nueva alternativa al cambio, como un nuevo niño que comienza a caminar, con un legado anterior de II siglos de teoría humanista y socialista, con varios ensayos en la instauración de modelos socialistas o comunistas. Una historia que nos determina a reflexionar sobre los nuevos valores, sobre los errores cometidos que hicieron fracasar el socialismo real, como la nueva interpretaciones en Asia del modelo socialista, sino aprendemos de la derrota, no podremos construir una alternativa socialista, crearemos modelos bizarros que no lograran, crear la necesidad de una sociedad justa, igualitaria y socialista.
Hoy la construcción de un modelo alternativo de desarrollo, pasa por el desarrollo de un modelo económico eficiente, un desarrollo de las fuerzas productivas, que generen un excedente material y monetario, para cubrir la inversión en la salud, la educación, la alimentación, los servicios básicos, la tecnología masiva, es decir crean las bases de un modelo de equidad. Unido o entrelazado con el desarrollo económico, el fortalecimiento de la conciencia social, de la familia como núcleo primario de la nueva sociedad, solo creando una nueva ética y moral, podremos combatir el consumismo, la alienación, factores que han creado el individualismo, el ventajismo, la competitividad salvaje, parte estos graves problemas de conducta, los desarrollaremos en la segunda parte de nuestro artículo.