El Ministerio de Educación decidió suspender la Prueba Simce y reemplazarla por un examen muestral de carácter voluntario, para evaluar el impacto de la pandemia por covid-19 en el proceso formativo.
Eliana Urrutia, coordinadora de autoevaluación y académica de la Facultad de Ciencias de la Educación dice que la suspensión de la Prueba Simce es una buena
noticia, porque “le saca todo ese estrés a la escuela, a las familias y a los profesores, de poder rendir un examen con tantas interferencias de por medio”.
Sin embargo, puntualiza que en el actual contexto de pandemia esa tensión se agrega a aquellas “que significan estar en medio de cierta incertidumbre respecto a las diferencias que se han producido respecto a la calidad y la ejecución de la docencia en los colegios”.
La docente de la USS, indica que hay que considerar que “las realidades de los recintos educacionales son muy variadas. Por lo tanto, la situación de los establecimientos municipales versus los colegios particulares no es la misma, respecto de la posibilidad de mantener los procesos formativos de manera regular”.
Además, indica que hay que considerar que “las dificultades ya venían del año anterior con la crisis social, cuando algunos establecimientos cerraron antes sus procesos académicos y otros tuvieron clases intermitentes”.
Sobre la brecha digital, la académica precisa que esta se produce “por el acceso a las redes, la disponibilidad de dispositivos dentro de una casa y por la calidad de los usuarios, es decir, uno puede tener todas las condiciones de conectividad, pero no ser un usuario experto por lo que no hay que reducir el tema sólo al acceso a Internet”.
En ese sentido, Eliana Urrutia sostiene “que estamos hablando de procesos formativos, donde el usuario digital, utiliza las redes con un propósito definido que es la enseñanza-aprendizaje. Eso requiere de formación tanto para profesores como estudiantes. No basta con estar familiarizado con las redes sociales, porque ese es un usuario común y se requiere uno experto”.