Por Carlos Gajardo
Facultad de Educación, Universidad Central
Muchos estudiantes ya disfrutan de su período de vacaciones de invierno, luego de haber cumplido con el calendario académico propuesto por el Ministerio de Educación durante el primer semestre académico 2017. Este anhelado descanso, a muchos estudiantes les permite brindar un espacio de oxigenación, más aun cuando nuestro modelo de educación en Chile suele ser tan intenso para niños/as y jóvenes que pasan gran parte del día en una institución escolar.
El inicio de este receso escolar, suele convertirse en un gran problema para muchos padres y apoderados que quizás no cuentan con los recursos que les permitan simplemente salir un par de días fuera de su ciudad. Sin embargo, no debemos desesperarnos, hay una serie de alternativas que podemos concretar para que los niños/as salgan de la rutina que les demanda el agobiante año escolar.
Podemos pensar que si nuestros hijos/as estarán en casa, se les pueda permitir administrar ciertas instancias de su tiempo, que a la vez le ayudarán a desarrollar la autonomía y la responsabilidad por lo que hacen. Debemos recordar que han estado durante varios meses con una carga académica importante, y ellos merecen poder generar actividades como: levantarse un poco más tarde; jugar con sus amigos del sector por una extensión de tiempo mayor al que lo hacen durante el año; que puedan elegir un programa de televisión con la previa supervisión de los padres y dedicarles un tiempo como familia a través de juegos de mesa, adivinanzas, karaokes o juegos deportivos.
Ahora bien, muchos padres podrían preguntarse: ¿debo preocuparme porque mi hijo/a estudia en vacaciones?; muchos psicólogos educativos recomiendan que para que no se pierda la rutina en los estudiantes, destinemos a lo menos entre 30 a 45 minutos a leer un cuento, revistas o comics que ellos elijan; escribir breves textos como la lista del supermercado, llevar a cabo un inventario de la ropa que tienen (de paso los hacemos valorar sus pertenencias); comenzar a escribir un diario de vida. En el área de las matemáticas podemos hacer que sean ellos quienes acompañen a los padres al supermercado o al almacén del barrio y vayan generando la suma de los artículos que se destinen para las compras del hogar; como también destinarlos a comprar al almacén cercano y logren trabajar respecto del pago y sus diferencias.
Demás estar decir la multiplicidad de actividades que se pueden efectuar con nuestros hijos vivamos en regiones o en Santiago, como lo es: visitar museos, hacer un picnic en familia en un parque o plaza del sector; salir a recorrer el barrio en bicicleta o trotando; disfrutar de una buena película en el cine. Como padres, debemos ser realistas frente a la situación en la cual nos encontramos, y hay un sinnúmero de actividades que los niños/as suelen disfrutar y valorar mucho más que un adulto.
Hagamos de las vacaciones de los niños/as espacios en los que ellos son capaces de contentarse con poco; lo importante es que no les exijamos grandes tareas académicas que se terminan convirtiendo en una suerte de estrés para los estudiantes, sabiendo que deben disfrutar de su descanso invernal.