Por Cristian Chávez P.
Investigador
Vicerrectoría de Investigación y Doctorados, U. San Sebastián
Con el inicio de la etapa escolar o el regreso al colegio, pueden aparecer en los niños dolores de cabeza, dolor ocular o signos como acercar los libros de lectura a sus ojos, a la pantalla del computador o simplemente entrecerrar los ojos para mirar de lejos. Cualquiera de estos síntomas puede ser la manifestación de alguna alteración visual que es necesario evaluar.
Desde que nacemos y durante la infancia, ocurren la mayor cantidad de procesos de desarrollo del globo ocular y de percepción visual, asociados al mundo que nos rodea.
Debemos considerar que la buena visión es clave para el desarrollo físico de un niño, para su éxito escolar y su bienestar general. Si sus ojos no envían imágenes claras al cerebro, el desarrollo de la visión puede ver afectada de tal forma que no podrá ser corregida en la vida adulta.
La Academia Americana de Oftalmología sugiere una evaluación oftalmológica por un médico en recién nacidos y en bebés de hasta un año para luego seguir un programa de chequeos según cada etapa de la vida y, aunque la madurez completa del sistema visual no se alcanza hasta aproximadamente los 9 años de edad, la evolución más significativa se produce entre los dos y tres meses de vida, para luego cerca de los 4 años iniciar el proceso de consolidación.
Justamente a esta edad y dadas las actividades que desarrollan y la forma de comunicación que disponen, no siempre se logra conocer la calidad de visión que tienen, por lo que es recomendable acudir a un médico oftalmólogo o tecnólogo médico de oftalmología para que efectúen la evaluación del sistema visual.
En la actualidad, estudios realizados en Estados Unidos, Australia y China demuestran que la masificación del uso de dispositivos móviles y el trabajo de lectura de cerca en niños, impacta en el desarrollo de miopía (mala visión de lejos).
Ante ello, el control visual toma mayor importancia en la etapa preescolar y escolar, ya que, a través de este sentido recibimos al menos el 80% de la información que llega a nuestro cerebro.
Otros estudios relacionan el bajo rendimiento escolar, problemas de aprendizaje o inclusive el comportamiento en el aula a problemas de visión, estimando que uno de cada tres niños puede padecer una alteración. Las más comunes son, además del estrabismo, los vicios de refracción: miopía (ver mal de lejos), hipermetropía (problemas de enfoque), astigmatismo (ver imágenes deformes), o la ambliopía, comúnmente llamado “ojo vago”. Cualquiera de estas alteraciones pueden ser corregidas si se detectan a tiempo.
El cuidado de la visión es fundamental, por lo que debemos avanzar en generar políticas que garanticen la salud visual de la población durante todo el ciclo vital, siempre considerando que, el primer control oftalmológico debe ser al menos en la etapa pre escolar, ya que es posible tratar con éxito los problemas de visión detectados a temprana edad.