1. Los Crímenes de la Calle Morgue de Edgar Allan Poe: Edgar Allan Poe indudablemente es quien inventó el género detectivesco: el perspicaz diletante Auguste Dupin y su fiel cronista prefiguran ya a Holmes y Watson, Poirot y Hastings, Philo Vance y Van Dine… En esta novela corta aparecen el criminal imposible, el desconcierto de los testigos y un ambiente fantasmagórico, inolvidable. La Rue Morgue no está en París, pero el París finisecular está en esa sombría callejuela literaria.
2. El Sabueso de Baskerville de Arthur Conan Doyle: Quizá en toda la literatura moderna no haya pareja más eternamente reconocible que Sherlock Holmes y Watson. Esta novela fue escrita por Conan Doyle tras su primer intento frustrado de liquidar al héroe. Una vez leída, ya nunca olvidamos el páramo de Dartmoor, con sus traidoras arenas movedizas, ni el aullido nocturno del perro espectral. La emoción, la intriga, el peligro y la deducción se combinan en el relato de tal modo que podemos concederle sin exagerar la inusual categoría de perfecto.
3. El Asesinato de Rogelio Ackroyd de Agatha Christie: Christie dominó como nadie el arte de introducir el mal en lo cotidiano y borrar las pistas: uno de sus trucos favoritos fue que el criminal resultara a fin de cuentas el primer sospechoso, al que el lector resabiado descarta de entrada. A diferencia de otras autoras del género, Agatha Christie no se enamoró de su pluscuamperfecto Hercules Poirot y siempre le dedicó una mirada irónica y a veces algo cruel. En El asesinato de Rogelio Ackroyd, la británica se superó a sí misma y de paso desconcertó a los teóricos de la voz narrativa.
4. El Nombre de la Rosa de Umberto Eco: En principio, la idea de un reputado semiótico metido a novelista de misterio es más bien alarmante: pero Umberto Eco salió con bien de este insólito reto. La combinación de erudición, teología y humor del escritor italiano funciona aquí perfectamente al servicio de una intriga que no falla ante las exigencias del género. Lo único que cabe deplorar es que el enorme éxito de su popular novela El nombre de la rosa incitase a cientos de imitaciones seudohistóricas que pocas veces merecen ni de pasada comparación con ella.
5. El Silencio de los Corderos de Thomas Harris: La alumna de la escuela del FBI, Clarice Starling, es convocada por el jefe de la organización Jack Crawford para investigar el caso de un asesino en serie de mujeres apodado como Buffalo Bill. Es entonces cuando Crawford ordena a Starling entrevistar a un psicópata para obtener información sobre el paradero de Buffalo Bill. El interno es el Dr. Hannibal Lecter, un psiquiatra forense acusado de canibalismo. Starling trata de entrevistar a Lecter sin olvidar que es un inteligente criminal agresivo. Hannibal aprovecha la situación para tratar de revivir los traumas del pasado de Starling y comienza a dominar su mente confundida.
6. El Halcón Maltés de Dashiell Hammett: El Halcón Maltés, que da nombre a la novela, es una supuesta estatuilla con figura de halcón incrustada de piedras preciosas que los caballeros de la Orden de Malta regalaron al emperador Carlos V en 1530. La novela se desarrolla en la ciudad de San Francisco, donde un puñado de delincuentes, no todos traficantes de arte, siguen la pista a dicha joya. Sam Spade, el protagonista, es sin duda alguna, el personaje más conocido de Dashiell Hammett. Detective privado que hace gala de la dureza y brutalidad de un hombre acostumbrado a abrirse camino a codazos en los ambientes más hostiles y que parece apreciar menos la propia vida que el dinero.
7. Presunto Inocente de Scott Turow: ¿Quién mató A Carolyn Polhemus? La sensual y ambiciosa ayudante del fiscal general, Raymond Horgan, ha sido violada y asesinada casi al final de la campaña de su jefe por la reelección. Horgan necesita que el crimen sea esclarecido lo antes posible y para conseguirlo confía las investigaciones del caso a Rusty Sabich, un reputado miembro de su oficina. Lo que Horgan desconoce es que, pocos meses antes del asesinato, Carolyn y Rusty eran amantes. El desarrollo de las investigaciones llena a Sabich de recuerdos y obsesiones, y lejos de descubrir al asesino, le envuelve en una nebulosa donde nadie es del todo inocente.
8. Diez Negritos de Agatha Christie: La novela cuenta la historia de diez personas implicadas en la muerte de otras personas en el pasado y que lograron escapar de la justicia, que son invitadas a pasar un fin de semana en una isla. Allí comienzan a ser asesinados uno a uno de forma similar a la que se menciona en cada estrofa de una canción. Es la novela más vendida de Agatha Christie, con unos 100 millones de copias hasta la fecha. Es la novela de misterio más vendida de la historia y está considerado dentro de los 10 libros más vendidos de todos los tiempos. Ha sido adaptada al teatro, al cine (en varias ocasiones) y a la radio.
9. La Hija del Tiempo de Josephine Tey: Las largas horas de convalecencia en la cama de un hospital pueden llegar a ser mortales para una mente despierta como la de Alan Grant, inspector de Scotland Yard. Pero sus días de tedio acaban cuando alguien le propone un interesante tema sobre el que meditar: ¿podría adivinarse el carácter de alguien solo por su aspecto? Grant se basará en un retrato de Ricardo III para demostrar que ello es posible: el monarca más despiadado de la historia del Reino Unido podría haber sido, según Grant, inocente de todo crimen. Aquí comienza una investigación llena de conjeturas acerca de la persona y el reinado de Ricardo III, un controvertido pasaje de la historia británica que, tras haber leído esta novela, indudablemente será visto con otros ojos.
9. Luna de Miel de Dorothy L. Sayers: Se trata de una de las piezas más logradas de Dorothy L. Sayers. Lord Peter Wimsey y Harriet Vane, recién casados, se disponen a pasar una idílica luna de miel en una mansión de la campiña. Todo parece anunciar unos días de paz y descanso hasta que Butler, el mayordomo, encuentra el cadáver del propietario de la casa en la bodega. Se presenta así el primer caso de asesinato para el recién consagrado matrimonio. El ingenio y la sagacidad de Lord Peter, el detective más elegante de Inglaterra, y la astucia y la imaginación de Harriet se aúnan en esta obra, una bella celebración del amor y la inteligencia.