El punto de Gräfenberg, popularmente conocido como punto G, es un símbolo legendario en la sexualidad humana, en especial, por supuesto, de la anatomía de la mujer. Durante mucho tiempo, su existencia se ha debatido ampliamente y la estimulación de esta pequeña zona erógena se ha asociado con el alcance del clímax en el complejo orgasmo femenino.
Sin embargo, una reciente investigación desmiente la existencia de este mítico punto y define una “nueva” región de placer sexual en la mujer.
Según un artículo publicado en la revista Nature Reviews Urology, la zona responsable de llevar a la mujer al máximo placer sexual es mucho más compleja que la existencia de un solo punto. Esto se debería a que incluye un área bastante más amplia, la cual contiene una conjunción de todos los elementos del sistema reproductivo, incluyendo el clítoris y también la uretra.
En su estudio, científicos dirigidos por el investigador Emmanuele A. Jannini, profesor de endocrinología y sexología de la Universidad Tor Vergata, Roma, han empleado técnicas de imagen como la ecografía. Así se ha podido profundizar en el conocimiento de las diferentes áreas del sistema reproductor femenino, incluyendo su actividad durante la autoestimulación sexual y durante una relación sexual completa.
Esto ha permitido crear un nuevo concepto para nombrar la zona erógena femenina, a la que han llamado Complejo Clitouretrovaginal o CUV, un área morfofuncional multifacética que al ser estimulada adecuadamente durante la penetración, induce respuestas orgánicas relacionadas con el placer sexual.
Aunque como indica su nombre, los principales elementos que conforman esta zona erógena son el clítoris, la uretra y la parte frontal de vagina, también participan en la respuesta otros músculos, glándulas, tejidos y el útero.
Como puede apreciarse, la zona erógena femenina es amplia y no es tan sencilla como la existencia de un simple punto. Toda esta zona CUV es altamente dinámica y sensible, teniendo además todo el potencial de llevar a la mujer a sentir amplias sensaciones durante el acto sexual, si se estimula correctamente.
Los científicos esperan que su estudio contribuya a que en el futuro los especialistas, como por ejemplo los ginecólogos, sean más precavidos a la hora de realizar determinadas intervenciones quirúrgicas, ya que todos los tejidos de esta zona son elementos importantes en la respuesta sexual y no se comportan de forma pasiva, como muchos creen.
El punto G fue nombrado después de que Ernst Gräfenberg, un ginecólogo alemán, propusiera su existencia en el año 1950, momento a partir del cual se ha debatido ampliamente su verosimilitud y las mejores maneras de buscarlo y encontrarlo para maximizar la satisfacción de la mujer durante la relación sexual.
Científicos Afirman que el Punto G no Existe – GRANVALPARAISO http://t.co/TfN8FpfaoN
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