Por Luis Martínez Cerna
Director Administración Pública, U.Central
La pandemia de CoronaVirus no sólo dejará empobrecimiento en las familias y un retraso importante en el desarrollo productivo de los países y en la economía global, sino que también pondrá al descubierto brechas digitales y enormes desafíos para la cultura de diversas organizaciones que han tenido que adaptarse a la virtualidad de su funcionamiento a través, por ejemplo, del teletrabajo.
El COVID-19 está empujando la transformación digital a la primera línea de las organizaciones. Lo que muchas de éstas pensaban hacer en tres años, lo han tenido que hacer en tres semanas. Protocolos, procesos, tareas, modalidades de reuniones, etc; todo llegó para instalarse y, conforme pase la pandemia, para quedarse.
Lo anterior pone de manifiesto ciertos aprendizajes en torno a elementos como la valorización de una cultura corporativa del trabajo colaborativo a distancia y el reconocimiento del valor de la transformación digital y la tecnología de la información en las organizaciones, pero también acentúa la necesidad de invertir en la optimización de los niveles de conectividad para disminuir tantas brechas en un país en que la digital también es una de ellas.
Las implicancias del COVID19 serán duraderas para la economía global. El panorama se asume complejo, por cuanto muchas organizaciones han dejado de prestar servicios, ya sea por la falta de clientes, cadena de suministros o simplemente por mandato de la autoridad sanitaria. Lo anterior, repercute de diferente manera en aquellas entidades que pueden implementar el teletrabajo y aquellas que necesitan la mano de obra para continuar con actividad. Esto no es un evento a corto plazo, sino que repercutirá probablemente en el mediano plazo y las organizaciones deben prepararse para ello.