Por Fernando Venegas, director ejecutivo Grupo Zenit y presidente Red Gestores Tecnológicos de Chile (RedGT)
En los últimos días hemos sido testigos de buenas noticias en materia de ciencia, tecnología e innovación. Por primera vez las empresas superaron al Estado en el gasto y financiamiento de las actividades de investigación y desarrollo (I+D) en nuestro país. Además, la Corte de Apelaciones de Valdivia revirtió el fallo de primera instancia contra NotCo y rechazó la demanda de la Asociación de Productores de Leche de la Región de Los Ríos (Aproval) por competencia desleal.
Ambas noticias van en la orientación correcta, aunque con enfoques diferentes, ya que; por una parte, vemos un mayor dinamismo en I+D e innovación en las empresas chilenas, que se refleja en mayor financiamiento y, por el otro, vemos que aquellas empresas que no tienen interés en innovar no puedan frenar la innovación en startups, mediante demandas sin mucho fundamento jurídico.
Probablemente una de las mayores deudas que tiene nuestro país es su escasa inversión en I+D, representando el 0,36% del PIB. No sólo el porcentaje es el más bajo de los países de la OCDE, los que en promedio invierten 2,7%, sino que se ha mantenido estancado en los últimos 10 años. El actual gobierno planteó en su programa aumentar al 1% el gasto en I+D, lo que es muy difícil de cumplir en 4 años, pero para avanzar en esa senda se requiere no sólo de un esfuerzo del Estado sino de una activa participación del sector privado.
La estructura del gasto en I+D en los países más innovadores del mundo no descansa mayoritariamente en el Estado, sino que es el sector privado el principal responsable y un motor de innovación que repercute en mayor competitividad de las empresas y una oportunidad para el surgimiento de nuevas startups que dinamizan los mercados. En el último año, la inversión privada en I+D en la Unión Europea creció en más de un 13%, alcanzando la tasa más alta desde el 2015.
Que el sector privado supere al Estado en el gasto de I+D, alcanzando un 41,4% del financiamiento, es una buena señal, ya que necesitamos empresas mucho más activas en I+D e innovación si queremos mejorar nuestra productividad y competitividad. En el último tiempo hemos visto cómo las grandes empresas crean sus propios modelos de innovación corporativa, permitiéndoles desarrollar nuevas tecnologías, vincularse con startups e invertir en éstas a través de sus propios Corporate Venture Capital. Es ese precisamente el camino, aunque necesitamos más empresas transitando hacia la I+D e innovación y, sobre todo, debemos lograr que pequeñas y medianas empresas den este salto.
Finalmente, esta buena noticia no puede esconder lo que sigue siendo la gran deuda de nuestro país, toda vez que el presupuesto de la nación para actividades de I+D es equivalente al que tienen grandes empresas como Xerox o Pfizer. Si no aumentamos significativamente el gasto en I+D, difícilmente lograremos un desarrollo económico y social inclusivo y sostenible.