Elisabeth fue Médico psiquiatra. Sin embargo, pasó la mayor parte de su vida en la cabecera de la cama de los pacientes terminales, lo que no se amolda mucho al perfil del psiquiatra ni del médico habitual. Fue una fiel impulsora de los cuidados paliativos y es en gran parte responsable de que estos sean, a día de hoy, tal y como los vemos: una de las especialidades médicas que más humanidad desprenden. Dedicó su vida al cuidado del enfermo que conocemos como desahuciado o terminal, un terreno que muy poca gente había pisado.
El enfermo y su dolor eran algo que asustaba a la mayoría de los profesionales de la salud. La muerte se veía siempre como algo negativo y asociado al sufrimiento, lo que no ayudaba a que el médico o la enfermera se acercaran mucho por la habitación. Elisabeth trajo el cambio. Ella creía que las personas podían prepararse para la muerte de una manera digna y ayudó a muchas de ellas a que esto fuera así. Tan importante como el contacto que ella misma tuvo con los pacientes y personas a las que ayudó es, como ya hemos dicho, el legado escrito y videográfico que nos ha dejado.
Más allá de las opiniones y posturas, este libro es ya de por sí recomendable por el amor que transmite y que invita a practicar con el paciente y eso creemos que nunca es malo y conviene ser recordado. De todos modos, toda su investigación en el campo de la tanatología está respaldada por un profundo rigor científico. Son alrededor de 20.000 los casos que estudió a través del mundo entero de personas que habían sido declaradas clínicamente muertas y que fueron llamadas de nuevo a la vida. Algo tendrá que contar.
Este es un libro espiritual y a la vez científico. Temas como el más allá, experiencias cercanas a la muerte o la vida después de la muerte abundan en él. Podríamos pensar, erróneamente, al empezar con él, que va a ser un sermón más de parroquia que va a intentar convencernos de la existencia de Dios y que no va a aportar nada nuevo a nuestra inteligencia. Caeríamos en el desacierto. En ningún momento se habla de Dios en el libro. Sí se habla del más allá y de una vida después de la muerte y de la esperanza que esta puede traer tanto a los pacientes como a la gente de a pie. Saber que la vida no acaba en seco no quedando nada de nosotros más que las cenizas, da cierto alivio. En este texto E.K.R pretende demostrar desde un punto de vista científico, exponiendo varios casos de los que fue testigo, la existencia de un más allá, al margen de creencias, ya que estas experiencias se dan en todas las culturas y todas las profesiones de fe, incluso en ateos.