Martes con mi viejo profesor es una lección sobre cómo ver el vaso medio lleno, aún en las peores circunstancias de la vida. Un viejo profesor en el ocaso de su vida que termina por ‘salvar’ a un ex-alumno perdido.
Mitch Albom se convirtió en un fenómeno editorial gracias a Martes con mi viejo profesor, y confirmó su éxito con Las cincos personas que encontrarás en el cielo, Un día más y Ten un poco de fe. Albom llegó a ser uno de los periodistas deportivos más conocidos de Estados Unidos y con sus historias, traducidas a 42 idiomas, ha vendido más de 40 millones de libros.
Martes con mi viejo profesor es la muestra del talento del autor para llegar al corazón de los lectores de una manera natural y sin recurrir a la lágrima fácil con una historia real, dramática y conmovedora. Es, como anuncia su portada, un auténtico testimonio sobre la vida, la amistad y el amor. Un libro que, como asegura la crítica, ha pasado de best-seller a libro de culto.
Albom se reencuentra con un antiguo profesor de sociología, Morrie Schwartz, aquejado de una enfermedad terminal que lo va mermando poco a poco. Mitch le confiesa encontrarse en un momento de su vida de desasosiego. Lo ha conseguido todo, una casa, alguien con quien compartir la vida, un trabajo. Pero en realidad, tiene la sensación de no tener nada. Schwartz nunca fue un profesor ni una persona cualquiera. Enseñaba aquello que no viene en los libros y así inspiró a su alumno en sus años de universidad. Ahora volverá a hacerlo. Ambos acuerdan verse todos los martes para una última lección. Morrie le mostrará a su alumno otra perspectiva sobre la vida y le invitará a vivir la vida sin miedo a la muerte. Porque “cuando aprendes a morir, aprendes a vivir”.
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